John Strasberg estrena en Málaga un "Ricardo III" sin los "malos de teatro"
Un drama maestro, Ricardo III, un director de enorme prestigio, John Strasberg y un reparto de lujo, encabezado por José Pedro Carrión, María Luisa San José, Cristina Marcos y Xavier Elorriaga, son los avales con los que la productora de espectáculos teatrales Fila 7 defienden el montaje que sobre la crueldad y las guerras fratricidas por el poder escribiera Shakespeare hace 513 años. El teatro Cervantes de Málaga acoge desde esta noche hasta el domingo el estreno nacional de una versión del drama donde Strasberg ha concentrado en once actores los 28 personajes del texto original."A veces el arte es aburrido, yo he intentado hacer algo donde eso no sucede, donde el arte es capaz de mostrar lo esencial de la vida: una producción moderna, limpia y muy bonita", ironizó el hijo de uno de los fundadores del Actor"s Studio, Lee Strasberg. Éste se refirió con displicencia a la relación con su padre: "Siempre buscaba la perfección. Él quería tener fama y la tuvo y yo tengo una vida bastante interesante".
"Se suele representar a Ricardo III como una máscara del mal. Pero yo nunca he visto malos de escenario en la vida real, porque los malos no se distinguen por la calle. Yo he planteado una guerra civil en una familia y los he tratado buscando su esencia de seres humanos; en aquella época era normal matarse los unos a los otros por el poder", apuntó el director norteamericano. La producción publicita este Ricardo III desde la página de un periódico donde se titula El horror y la verdad desenmascarados 513 años después. "¿Y cuál es esa verdad? Que el ser humano sigue siendo igual de cruel.
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José Pedro Carrión, que encarna al rey que hubiese vendido todo su poder por un caballo, aseguró que con los mimbres de este montaje de dos horas y media, para el que se ha ensayado durante dos meses tras dos años de gestación, "es casi imposible fallar: una razón por la que la hemos hecho es porque el espectador no siempre recibe un espectáculo de teatro cuando va al teatro".
El actor incidió en que la actualidad del texto la impone el que cinco siglos después "las cosas no hayan cambiado y sigamos siendo tan hijos de puta y consintamos tanta crueldad; en 1998 el mejor sitio donde puedo estar, políticamente hablando, es sobre un escenario representando esto: el poder en la democracia lo damos nosotros, así que de alguna manera somos socios de la crueldad que nos rodea".
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