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LIBER 98

Un fenómeno negro, pobre y superventas

Los escritores brasileños del medio siglo lamentan profundamente su falta de proyección en el exterior. A todos les gustaría que los lectores españoles "se interesaran por los autores de más de 50 años con una carrera literaria consolidada", resumió el poeta Armando Freita Filho. Ven con asombro cómo se ha "exportado" Paulo Coelho, al que, según Autran Dourado (premio de la Paz de la Asociación de Editores y Libreros de Alemania en 1994), "el Brasil literario no reconoce, aunque aprecia". De El alquimista se han vendido 13 millones de ejemplares en todo el mundo, y En España Planeta reedita 5.000 ejemplares cada mes. Tampoco comprenden muy bien cómo una autora joven, Patricia Melo (1962) ha logrado que su novela Killer (Ediciones B) sea traducida en España al año de haber sido publicada en su país.

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La promesa y el éxito

Los críticos explican que hay una generación emergente, aunque sin tendencias definidas. Casi todos opinan que una gran promesa es Bernardo Carvalho (Río de Janeiro, 1960), un periodista que ha publicado ya tres novelas (Aberraçao, Onze y Os bebados e os sonámbulo) en las que, dicen, muestra una interesante mezcla de ficción y memoria.Las tiradas rondan en Brasil los 3.000 ejemplares, y se considera un éxito de ventas llegar a los 8.000. En este sentido, A Cidade de Deus, la primera novela de Paulo Lins (40 años) se ha convertido en un auténtico fenómeno: se han vendido 20.000 ejemplares en un tiempo récord y los derechos de traducción han sido adquiridos ya por editoriales de EEUU, Francia, Italia y Reino Unido, entre otros países, y le han pagado a Lins 55.000 dólares por llevarla al cine. Críticos brasileños que se han ocupado de ella afirman que se aborda un tema de siempre de una manera diferente: 20 años de la vida de una favela, Cidade de Deus (Río de Janiero), de forma diferente: desde dentro.

"Soy brasileño, negro, pobre y favelado", afirma Lins, que durante ocho años realizó trabajo de campo en el barrio de chabolas para un estudio antropológico. "Me hice amigo de todos los delincuentes. Para dar autenticidad a los personajes de la novela procuré un lenguaje coloquial". El libro está dividido en tres partes: "La primera, en los años sesenta, representa a los chabolistas como pícaros a la antigua, mujeriegos, no violentos. En la segunda, en los setenta, aparecen los sambistas rockeros que se organizan en bandas para el tráfico de marihuana. Y en la tercera, la cocaína lo invade todo y se llega al crimen organizado".

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