Blair reconoce la impopularidad de su reforma
El primer ministro británico, Tony Blair, anticipó ayer las críticas del ala izquierda del Partido Laborista y de un creciente sector de la población británica respecto a su programa modernizador y defendió que "es mejor ser impopular que equivocarse". En su discurso frente a los delegados de su partido, reunidos esta semana en Blackpool, norte de Inglaterra, Blair prometió no desviarse de la "dura política" económica y de las reformas sociales, educativas y sanitarias que el Gobierno quiere introducir en su segundo año parlamentario, que arranca este otoño.
"No digáis que es una traición", señaló en tono defensivo respecto a la prometida y polémica transformación del Estado del bienestar, "porque la reforma es su salvación". De igual manera, continuó en referencia al proyecto de modernización de la sanidad pública, "es hora de renovarla, no de preservarla". El primer ministro incluyó su objetivo de modernizar las instituciones y sociedad británicas entre los retos que el partido debe superar ayudado, dijo, de un nuevo cuadro de valores que ponen el acento en la cooperación en el seno de la comunidad.Por ello, Blair rechaza el individualismo favorecido por las anteriores administraciones conservadoras y rescata el papel de la comunidad. "Los tories pensaban que no existe la sociedad, pero la comunidad es el espíritu de los tiempos", señaló. Este espíritu de cooperación se extiende a la Unión Europea donde, advirtió, "no podremos liderar sin ser miembros asociados".
La excepción de un discurso que no despertó grandes pasiones fue el apartado relativo a la provincia de Irlanda del Norte. Blair celebró la actuación política de su homólogo irlandés, Bertie Ahern; del presidente norteamericano, Bill Clinton, y de los políticos norirlandeses. Pero al mencionar el nombre de Mo Mowlam, ministra para la provincia, los delegados estallaron espontáneamente en aplausos y brindaron a Mowlam uno de los más calurosos signos de apoyo público.
Cooperación en el Ulster
En este momento, el proceso norirlandes permanece estancado debido al veto unionista a la entrada del Sinn Fein en el gobierno compartido mientras su rama militar, el IRA, no comience a desarmarse. Y anticipándose a la serie de reuniones previstas para hoy con el unionista David Trimble, el nacionalista Seamus Mallon y el republicano Gerry Adams, el jefe del Gobierno laborista pidió a los políticos norirlandeses que escuchen los deseos del pueblo e ignoren los recelos de sus partidos. "Queda mucho por resolver, pero la cooperación, no la desunión, es el único camino hacia el futuro. Eso es lo que desea la gente", explicó.Con las reuniones bilaterales, Blair intenta recuperar el liderazgo y lograr un compromiso que permita implementar el Acuerdo de Pascua para la normalización política en Irlanda del Norte tanto en lo referente a las nuevas instituciones autónomica e interfronteriza, que deberían estar funcionado a finales de octubre, como a la entrega de las armas ilegales, que debería concluir dentro de dos años.
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