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Gutiérrez Aragón lleva la ópera moderna al teatro de la Zarzuela

El director estrena su versión de 'El rey de Harlem' y 'Don Perlimplín'

Elsa Fernández-Santos

Dos óperas basadas en textos de Federico García Lorca, El rey de Harlem, del alemán Hans Werner Henze, y Don Perlimplín, del italiano Bruno Maderna, estrenan hoy la nueva temporada del teatro de la Zarzuela de Madrid. Con una puesta en escena del cineasta Manuel Gutiérrez Aragón, las dos piezas muestran las dos caras del poeta granadino: la luz de Don Perlimplín (cuya partitura fue creada por Maderna en los años sesenta para la radio) frente a la oscuridad agresiva de El rey del Harlem.

Con El rey de Harlem y Don Perlimplín el teatro de La Zarzuela inicia su temporada de este año. Una programación que incorporará, a la habitual zarzuela, óperas barrocas y música contemporánea. "La gran dificultad de la ópera contemporánea es acercarla al público", afirma Gutiérrez Aragón. "Nunca había aceptado llevar a escena una ópera porque, como director, no me interesa la ópera arqueológica, por llamarla de alguna manera. Lo que me impulsó a aceptar esta vez fueron las piezas, sobre todo la de Maderna, al que considero uno de los grandes compositores de la segunda mitad del siglo XX, a la altura de Stravinski". "Con ambas piezas", continúa el cineasta, "hemos huido de hacer una puesta en escena operística. Hemos ido a lo esencial".El personaje de Don Perlimplín es, en la ópera de Maderna, una flauta. Así el compositor asigna el papel principal de la obra a una voz no humana y propone un diálogo abierto entre voces e instrumentos.

La obra relata el trágico amor de Don Perlimplín -"un hombre tímido y amable que vivía tranquilo y quizá también feliz entre sus libros", escribe Lorca-, que se casa con Belisa. Perlimplín envía a Belisa apasionadas cartas de amor, fingiéndose un amante joven y misterioso. En el primer encuentro nocturno Belisa descubre que el amante soñado es su propio esposo, que en ese momento se clava un puñal en el pecho. "Maderna calificó la obra de balada amorosa, que me parece lo más acertado", señala Gutiérrez Aragón.

Maderna estrenó su partitura en agosto de 1962 en la radio italiana. Para su puesta en escena Gutiérrez Aragón ha subido la orquesta (dirigida por José Ramón Encinar) al escenario. Con decorados de Gerardo Vera, el director propone una representación en tonos rojos, amarillos, morados. "Le he dado un tratamiento luminoso, suave y ligero que contrasta con El rey de Harlem, que es una obra más dura, un poema cantado, que me ha costado más poner en escena".

Jazz y cabaré

En El rey de Harlem (incluida en la segunda parte de Poeta en Nueva York) hay elementos del jazz y del floclor. La cantante cubana linda Mirabal y Flavio Oliver son sus únicas voces. "Es una obra dura y agresiva, Henze es un compositor progresista, un viejo antinazi. La partitura tiene muchos elementos del cabaré. He acentuado el caracter agresivo, de protesta y de barrio marginal. Don Perlimplín, sin embargo, tiene un planteamiento más alegre -de alguna manera Lorca la concibió como una obra de cámara destinada a una mínima puesta en escena- y su puesta en escena es más tradicional, más carnal y sensual".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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