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EL DEBATE DEL ABORTO

Los 'arrepentidos' dicen que lo hicieron por sus electores

Villalobos: "Una tomadura de pelo del PSOE"

Amaya Iríbar

Los votos de los diputados pueden cambiar en sólo unos meses aunque se emitan sólo conforme a la conciencia de cada uno. Así lo entendieron ayer cuatro parlamentarios nacionalistas -dos de CiU, otro del PNV y uno más de Coalición Canaria- que votaron de forma diferente a como lo hicieron el 24 de febrero, cuando se produjo un empate por tres veces sobre la propuesta socialista favorable a la ampliación del aborto. Los que quisieron explicar ayer por qué habían cambiado en un asunto tan delicado se aferraron a sus electores como razón.

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Ignasi Guardans, de CiU, cambió su original abstención por un no; su compañero Miquel Nadal, que votó sí en febrero, ayer se abstuvo, y tanto Xosé Joan González de Txabarri, del PNV, como Paulino Ribero, de Coalición Canaria, cambiaron sus síes por un rotundo no.El que más fácil tuvo dar una explicación de su cambio fue Ignasi Guardans, y por eso no rehusó hacerlo. No en vano él sólo se abstuvo en el anterior debate. "He votado no porque la gente que me ha dado el poder para cambiar una ley no percibe en absoluto la necesidad de ampliar la del aborto". El diputado catalán cree que su posición también es "un acto en conciencia". Guardans explicó ayer que veía tantas cosas buenas como malas en la propuesta socialista.

Nada tuvieron que ver en su cambio las presiones externas porque "sólo presiona quien puede". Se refería a las cartas, omilías y manifestaciones en contra del aborto que se han sucedido esta semana. Las otras presiones, las políticas que podrían haber venido del PP, ya que CiU es socio parlamentario del Gobierno, no han existido, según él.

Más complicado resultaba para González de Txábarri y Ribero explicar su posición. Ambos votaron a favor de la ampliación en febrero, pero ayer lo hicieron en contra. El nacionalista vasco no quiso hacer ningún tipo de comentario al respecto y se encerró en su despacho nada más terminar el pleno.

Paulino Ribero sí lo hizo. Y se escudó también en el mandato que le habían dado los militantes de las Agrupaciones Independientes de Tenerife a las que pertenece.

En cuanto a los motivos del silencio de los nacionalistas en el debate, Guardans cree que la razón es simple: en Convergència Democràtica de Catalunya, al contrario que sus socios de Unió, no hay una única posición al respecto; y, por tanto, no puede haber una única voz que hable por sus 11 diputados. "Tendríamos que haber salido uno por uno a explicar nuestro voto", explicó.

Abstención

Más enredados parecen los argumentos del alcalde de Tarragona y diputado por CiU, Joan Miquel Nadal, quien se mostró ayer a favor de la ampliación del aborto en su cuarto supuesto pero finalmente se abstuvo en la votación en el Congreso al considerar que el proyecto de ley obedece tan sólo a un "juego infernal de disparates entre el PSOE y el PP".En declaraciones a este periódico, Nadal, negó haber recibido presiones de ningún tipo. Y sobre la moción de ayer manifestó: "El cuarto supuesto planteado es razonable y lógico, y estaría dispuesto a aprobarlo pero no a entrar en un juego infernal de disparates entre el PSOE y el PP que nos obligan a tomar una decisión sobre este tema". Respecto a las presiones que han recibido otros diputados de Convergència a favor o en contra de la moción, el alcalde de Tarragona comentó que "estos compañeros deberían dimitir. Mal diputado es el que recibe o admite presiones. A quien hubiera venido a mí le habría dicho un escueto buenas tardes".

Celia Villalobos, del PP, alcaldesa de Málaga, de ideas favorables al aborto, que ayer votó no y que en el pasado debate prefirió no acudir al Congreso, declaró ayer a Leonor García: "Es una tomadura de pelo de los socialistas porque gobernaron trece años con mayoría absoluta y jamás lo llevaron a un Consejo de Ministros, porque pretenden que lo que ellos no han sido capaces de hacer lo hagamos nosotros y porque una vez más utilizan los dramas de las mujeres como arma política. Me fastidia y me molesta mucho como mujer. Una vez más nos utilizan como instrumento político, como arma arrojadiza; algo que afecta a nuestra intimidad y a los dramas personales de las mujeres y me duele. Las mujeres parece que siempre tenemos que ser instrumentos, primero de la Historia, después de los hombres y ahora de los partidos políticos, y me niego".

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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