"El espíritu de la colmena" sigue vivo 25 años después de haber obtenido la Concha de Oro

Los negros e inmensos ojos de una Ana Torrent de seis años expresan toda la sorpresa que encierra la infancia mientras asiste a la proyección de la película Frankenstein. El fotógrafo Luis Cuadrado, sentado en el suelo de un cine de un pueblo castellano, capta algunas de las imágenes más bellas de la historia del cine español. Un cuarto de siglo después, Canal+ ha querido recuperar la memoria de El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, una obra maestra que obtuvo en 1973 la Concha de Oro en San Sebastián. El documental Huellas de un espíritu fue presentado ayer en la capital donostiarra.

Ana Torrent ha comentado en más de una ocasión que nunca le han dejado olvidar que fue la niña de El espíritu de la colmena, aunque hoy esta brillante actriz de 32 años, que volvió a triunfar hace poco con Tesis, cuente ya con una larga y variada filmografía a sus espaldas. De cualquier modo, la actriz siempre ha comprendido que miles de espectadores han retenido durante 25 años su mirada ante la escena del monstruo y la niña del clásico Frankenstein, de James Whale.Es precisamente el regreso de Ana Torrent a Hoyuelos, el pequeño pueblo segoviano que quedó marcado para siempre por el rodaje de El espíritu de la colmena, el hilo conductor que ha servido al guionista Carlos Heredero y al realizador Carlos Rodríguez para filmar el documental que Canal+ emitirá el próximo 7 de octubre.

El director Víctor Erice, el guionista Ángel Fernández-Santos y el productor Elías Querejeta evocan en los 45 minutos del documental la gestación y los avatares de aquel mítico rodaje. Mientras Erice califica la escena descrita al comienzo de esta crónica como lo mejor que ha filmado nunca, Fernández-Santos recuerda el maniquí de costurera de su niñez que sirvió para construir una clase de anatomía en El espíritu de la colmena en una de las más clarividentes parábolas de la represión durante el franquismo. Por su parte, Elías Querejeta no se abstiene de subrayar que parte del público de San Sebastián, sus paisanos, pateó la concesión de la Concha de Oro a la película.

Elogios a Ana Torrent

Imágenes de la película, testimonios de sus protagonistas, filmaciones del presente y retazos de filmes que recibieron la influencia de El espíritu de la colmena componen el mosaico sobre el que se asienta Huellas de un espíritu, según comentó ayer Carlos Heredero, guionista del documental. "El empeño era un regalo porque significaba bucear en la memoria de una película muy importante", afirmó Heredero, "pero a la vez el reto nos daba miedo por la responsabilidad que entrañaba".Tanto el guionista como el realizador se deshicieron ayer en elogios hacia Ana Torrent, "que ha soportado todas nuestras ocurrencias y nuestras idas y venidas"; sobre Víctor Erice, "que hace confesiones insólitas y desconocidas hasta ahora", y sobre Ángel Fernández-Santos, "que ha abierto su memoria de infancia para guiarnos por los carriles de la película". "Ángel es un auténtico monstruo de la cámara", apuntó Carlos Rodríguez. El director del documental explicó que se conservan casi inalterables, pese al paso del tiempo, los escenarios de Hoyuelos que desfilan por las distintas secuencias de El espíritu de la colmena.

"Las vidrieras de la casa existen y han resistido los 25 años transcurridos", manifestó Carlos Rodríguez.

El director del documental se refería, claro está, a aquella casona que albergaba toda la tristeza de la posguerra, que acogía un mundo vivido en susurros y en penumbra, donde se filtraba la luz a través de unas vidrieras cual colmenas. Era aquella casa donde vivía una irrepetible familia cinematográfica integrada por el padre Fernando Fernán Gómez, la madre Teresa Gimpera y las niñas Isabel Tellería y Ana Torrent. Canal+ emitirá la noche del 7 de octubre un programa especial que incluye las proyecciones de El espíritu de la colmena, Huellas de un espíritu y Frankenstein.

Ayer, en San Sebastián, Ana Torrent observaba emocionada en una pantalla, en medio de un grupo de periodistas, su mirada de seis años. Una mirada que cautivó entonces y ahora a todos los cinéfilos españoles.