Joaquín Vida le quita a "Mariana Pineda" el cliché revolucionario
La versión de Mariana Pineda de Joaquín Vida se estrena hoy en el teatro Bellas Artes de Madrid. El director aceptó el reto, propuesto por el Ayuntamiento de Granada, y eligió uno de los textos menos representados de Federico García Lorca y sobre el que han recaído más equívocos, ya que Mariana Pineda -cuyo libreto estuvo paralizado cuatro años durante la dictadura de Primo de Rivera- ha pasado muchas veces, ayudada por diferentes visiones escénicas, por ser una obra revolucionaria. "En realidad, es una obra romántica y sentimental", dice el director. "Para ponerla en pie no he querido seguir modas, aunque al haber abordado el texto de manera clásica y ortodoxa, siguiendo las indicaciones del autor, he terminado siendo original", afirma Vida. La obra está interpretada por Carmen Conesa, en el papel de la chica; Joaquín Hinojosa, en el de malo, y Manuel Bandera, en el de chico.El montaje muestra la obra tal y como la concibió su autor, que recogió aquello que en su infancia granadina oía en las canciones de corro, en las que se transmitía, de generación en generación, la leyenda de Mariana Pineda, cuya ejecución se llevó a cabo en 1831. "La Mariana que muestra el autor es la que canta Granada un siglo antes, no es una Agustina de Aragón, ni una mujer ideologizada, es una mujer enamorada y su apuesta política está marcada por razones sentimentales..., tan sólo en el último momento pasa a ser una heroína", dice el director.
Leyendas populares
Para Vida, ésa es la Mariana que recogen las leyendas populares y es la que interesa a Lorca, quien estaba profundamente atraída por las historias del pueblo: "De hecho, los consejos que introduce para la puesta en escena son unas recetas acordes con las formas de expresión del pueblo", dice el director, quien recuerda que esta obra se escribe en un momento en el que Brecht adapta las canciones de cabaré al teatro y Valle-Inclán lleva a los escenarios una difícil apuesta expresionista, pero Lorca toma romances de ciegos, romances populares y los introduce en el teatro burgués.Basándose en esta premisa, Joaquín Vida ha concebido su puesta en escena, reproduciendo el deseo de Lorca, que quería que todo fuera como una estampa romántica antigua. Vida ha sido incluso capaz de vestir a Mariana de amarillo, tal y como sugirió el autor, a pesar de ser un color popularmente rechazado por los profesionales del teatro. No sólo se ha limitado a respetar colores, sino también la manera de interpretar el texto en verso, casi siempre en romance de rima imperfecta o libre, aplicando también la ortodoxia al verso alejandrino con cesura (con pausa en la séptima sílaba) y a la escenografía, realizada con telones pintados por Juan Vida, pintor granadino. Dalí fue el elegido por Lorca para este cometido.
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