Membrillos
DE PASADAAlgunos empresarios de Puente Genil (Córdoba) llevan tanto tiempo vendiendo membrillos que han acabado por confundirse con ellos y ofrecer la misma carne áspera y granujienta (¿de granujas?) del fruto. Los muy ásperos exigen a sus trabajadoras un celibato -legal- que ni a los cartujos. La secretaria de la Mujer de Comisiones Obreras de Córdoba, Antonia Martos, ha denunciado que algunos patronos del membrillo exigen a sus empleadas que se comprometan por escrito a abandonar voluntariamente su puesto en cuanto contraigan matrimonio. Una de dos. O los membrillos de Puente Genil son tan progres, tan progres, que quieren cargarse las nupcias tradicionales y fomentar las parejas de hecho. O los membrillos son tan, pero tan rancios, que confunden a la mujer con una hembra del membrillo, esto es, una fruta tonta que procrea. Lo que Martos dice, con su ortodoxia sindical: "Relega a la mujer a su papel de madre o esposa y las convierte en simples objetos a los que algunos empresarios usan mientras les conviene y luego tiran sin contemplaciones al paro". Una iniciativa patronal tan sutil -no esperan ni a un embarazo poco competitivo: gran ahorro temporal- merecería un detalle del Instituto Andaluz de la Mujer, algo así como un Plan para la Igualdad de las Mujeres, dedicado por Carmen Olmedo con toda la dulzura del membrillo. O que puedan acogerse a las ayudas del 0,7% para subvencionar contratos tercermundistas, ásperos y granujientos. La Fundación Madrazo también mira por el Tercer Mundo. Pero, en vez de manufacturar membrillos, trata de envasar esperanza para lugares como Tanzania o la República Democrática del Congo. Lo que hizo el médico sevillano Manuel Madrazo Osuna hasta que unas balas milicianas le mataron la solidaridad en Ruanda en enero de 1997. En la presentación de la Fundación, el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, invitó a refrescar la memoria: "Conviene recordar, con la velocidad que lleva la vida, que parece que murieron y no quedó nada". Hay gentes que no olvidan, como el cirujano Manuel Contreras, coordinador de la Fundación, recién llegado del Congo para inspeccionar la zona que se beneficiará de los proyectos humanitarios. Lo bueno de la biodiversidad es que los cooperantes compensan por los membrillos. TEREIXA CONSTENLA
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