Clinton dice que Occidente tiene la obligación de ayudar a Moscú si sigue la senda del capitalismo
A bordo del avión presidencial Air Force One que le llevaba desde Washington a Moscú, Bill Clinton seguía sin saber anoche con quién, además de Borís Yeltsin, se va a reunir en la capital rusa y qué cabe esperar, si es que cabe esperar algo, de la cumbre anual ruso-norteamericana que hoy y mañana se celebra en Moscú. Antes de embarcar, Clinton había declarado que Estados Unidos y el resto de los países occidentales "tienen la obligación" de ayudar a Rusia, siempre y cuando este país "siga en el camino de la reforma".La bofetada propinada a Yeltsin por la Duma rusa al negarse ayer a confirmar a Víktor Chernomirdin como primer ministro ahondó las angustias de una Casa Blanca en pleno proceso de meter las maletas en el Air Force One. La noticia pareció dar la razón a los que en la oposición republicana o en el seno mismo del Gobierno de Clinton sostuvieron la pasada semana que lo más razonable era aplazar la cumbre de Moscú.
El único interlocutor con mando en plaza que va a encontrar Clinton hoy y mañana es el presidente Yeltsin, y la situación de éste es más débil que nunca. Hasta el punto de que la Casa Blanca de Clinton, que siempre le ha apoyado, ha hecho circular en los últimos días el mensaje de que lo importante es apoyar a Rusia con independencia de quién la gobierne. Los expertos de la presidencia y el Departamento de Estado norteamericanos se han puesto a buscar posibles alternativas teóricas al liderazgo de Yeltsin, pero no la encuentran.
Clinton, que se abrazará efusivamente con Yeltsin para demostrar que son amigos, no quiso comentar ayer el fracaso del presidente ruso al ver rechazado por el Parlamento el nombre de su candidato a la jefatura del Gobierno. Sus declaraciones sobre el viaje que se aprestaba a emprender, efectuadas durante un discurso sobre la educación en una localidad de Virginia, fueron muy vagas.
"El pueblo ruso", dijo Clinton, "debe ser aplaudido por abrazar la democracia y abandonar el viejo sistema comunista, pero ahora está teniendo algunas dificultades en la transición desde el comunismo a una economía de libre mercado. Lo que quiero hacer es ir allí y decirle que hacer lo más fácil no es lo mismo que hacer lo más correcto, que lo más fácil es desandar el camino pero que esto no es posible".
"Ahora bien", prosiguió el presidente norteamericano, "si los rusos siguen en el camino de la reforma para estabilizar su sociedad y reforzar y devolver el crecimiento a su economía, creo que EE UU y el resto de los países occidentales deben ayudarles y, aún más, tienen la obligación de ayudarles". [En parecidos términos se expresó ayer el canciller alemán, Helmut Kohl, quien indicó que "hay que hacer todo lo posible por ayudar a Rusia a levantarse", informa France Presse].
Clinton enfatizó que la colaboración entre Washington y Moscú es muy importante para resolver los conflictos balcánicos de Bosnia y Kosovo, combatir el terrorismo internacional y evitar la proliferación nuclear. Y recordó cuál es la principal preocupación norteamericana ante la crisis política y económica de Rusia: que ese país, aunque su peso económico en el mundo sea en realidad muy pequeño, tiene muchas armas convencionales y nucleares que podría verse tentado a vender a terceros. "No queremos", dijo Clinton, "que los terroristas se hagan con armas de destrucción masiva". La perspectiva de una Rusia sin Gobierno o con un Gobierno que haga marcha atrás en el camino hacia el capitalismo y que autorice las ventas de misiles de largo alcance e incluso cabezas nucleares a países como Irán o Irak fue una de las sombras que pesaron ayer negativamente sobre las cotizaciones de Wall Street.
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