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VERANO 98

"Las mil y una noches" en sólo una hora

Un matrimonio ofrece fotos a los turistas con vestimentas árabes y la Alhambra de fondo

"Que no. Que la apertura de nuestro negocio no tiene nada que ver con la visita de Clinton ni con la dichosa puesta de sol". Pilar Domenech y Manuel Castillo no han dejado de oír en las últimas dos semanas la misma pregunta. Y repiten la respuesta como si fuera la tabla del uno. "La idea surgió dos años atrás y desde entonces la hemos estado madurando y perfeccionando". Este matrimonio, madrileña ella y granadino él, decidió sacar partido a las hermosas vistas que de la Alhambra se contemplan desde la terraza de su casa. Y nada más rentable que ofrecer a los cientos de turistas que visitan el albaicinero mirador de San Nicolás una foto de recuerdo disfrazados a la usanza de... ¡premio! Árabes, sarracenos o agarenos. Que de todo hay en el armario de atrezo. Por mil pesetas, quien lo desee puede disponer en sólo una hora de una postal sacada de Las mil y una noches. Pero de día. Las fotos se montan con un escenario y un vestuario muy cuidados. Pilar y Manuel viajaron expresamente a Marruecos para comprar ropa y abalorios auténticos. "Queremos que la escena parezca real, y ahí no valen simples disfraces. Los vestidos son de seda y terciopelo, y hasta las dagas de los guerreros son de verdad". Los clientes pueden elegir entre treinta túnicas diferentes antes de ser maquillados por Chandra. La hija del matrimonio da los últimos retoques para una perfecta caracterización. El negocio familiar funciona apenas desde hace doce días y Manuel Castillo asegura que va viento en popa. "A diario recibimos unos cinco grupos, la mayoría de origen latino: españoles, italianos, franceses, griegos... Los más reacios son los centroeuropeos". La mejor publicidad es su ubicación, justo bajo el popular mirador de San Nicolás. "La gente se nos metía en casa incluso cuando no teníamos carteles en la entrada. Ahora, las magníficas vistas tras las puertas abiertas son una tentación irresistible". El carmen (casa típica del barrio del Albaicín) es propiedad de la familia de Manuel desde hace varias generaciones. Dispone de dos envidiables terrazas diáfanas que han decorado para crear un ambiente exótico. "Puede que parte de nuestro éxito se deba a que ofrecemos algo que la gente echa de menos cuando visita la Alhambra: mobiliario. Allí sólo alcanzan a imaginar las ricas alfombras, los cojines, las cortinas, las mesas de té... Aquí pueden tomarse una fotografía con la atmósfera suntuosa soñada", compara. Ambos trabajaban, hasta ahora, en la producción de cine. Él como localizador de exteriores, Pilar como encargada de vestuario. Labor que, sin duda, influye en su forma de planear las fotos. "No es un clic rutinario. En cada sesión invertimos cerca de hora y media. Damos un pequeño guión a los clientes, ambientamos con música y buscamos una determinada expresión en sus caras", aclara Pilar. Robin, por ejemplo, va a hacer realidad su sueño de convertirse en el sultán de un harén. El joven cliente barcelonés tendrá a Mónica y Bea como odaliscas y a Montse como preferida. Manuel realiza varias tomas con una pequeña cámara digital y, a los pocos minutos, los resultados pueden visualizarse a través del monitor de un ordenador. Las fotos, impresas con inyección de tinta, tienen los intensos colores y las añejas composiciones de un cuadro impresionista. El matrimonio asegura que no fuerzan a comprar las instantáneas, pero quien menos se lleva un par de recuerdo: "Y lo más curioso es que casi nadie elige las que tienen la Alhambra como fondo".

El mirador de Clinton

El presidente de los EEUU visitó el año pasado Granada para volver a contemplar desde el mirador de San Nicolás la que, según él, es la puesta de sol más bonita del mundo, con la Alhambra y Sierra Nevada como fondo. El Ayuntamiento de la ciudad publicó el comentario a bombo y platillo y, desde entonces, el popular mirador ha casi doblado su número de visitantes. "El problema es que esos turistas no dejan ni una peseta en el Albaicín", se queja Manuel Castillo. "Los traen los tour-operators por la mañana desde Málaga, ven la Alhambra, la Catedral, les dan un paseo por la ciudad y se los llevan por la noche. Mi negocio, al menos los animará a gastar algo de dinero en Granada". Tras Clinton vinieron las Spice Girls, pero ése es otro cantar.

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