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Una autoridad católica implica a Pinochet en la muerte de Llidó

El presidente de la Conferencia Episcopal chilena, el obispo Fernando Aritzía, ha dado un paso trascendental que puede complicar, en España y en Chile, la situación jurídica del ex general y senador vitalicio Augusto Pinochet. En una carta enviada a la comisión de derechos humanos de la Cámara de Diputados de aquel país, Aritzía se reafirma en lo que dijo en 1990 y explica, ésta vez por escrito a requerimiento de la propia Cámara, que el ex dictador estaba al corriente de la detención del sacerdote español Antonio Llidó, desaparecido desde octubre de 1974, tras ser secuestrado por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Esta declaración puede forzar al juez Sergio Bruner a reabrir el caso Llidó en Chile, que es lo que pretende la comisión.Aritzía asegura que en un encuentro con Pinochet, a finales de 1974 o principios de 1975, y en el que participaron tres altos cargos religiosos más, se interesaron por la suerte de algunos desaparecidos. "En esa lista recuerdo a David Silberman, que estaba detenido, por cuya persona el rabino Kreiman tenía especial preocupación y sobre el cual Pinochet contestó que había sido raptado por un comando mirista [Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR)] disfrazado de militares..., y a Antonio Llidó, sobre el cual el general respondió inmediatamente: "Ése no es cura, es un marxista"; lo cual confirma que estaba en conocimiento del hecho de su detención".

Un caso clave

Esta declaración ante la comisión parlamentaria que intenta reabrir el caso en los tribunales puede permitir a su presidente, Santiago Ojeda, pedir declaración a Pinochet sobre el asunto. Según diversos abogados, estos antecedentes son especialmente relevantes en estos momentos, ya que la detención-desaparición de Llidó es uno de los pocos casos en los que se podría establecer que Pinochet estaba en conocimiento de personas detenidas por la DINA que después desaparecieron. Ésa es la opinión del diputado Jaime Naranjo, de la comisión de derechos humanos, quien asegura que estas revelaciones demuestran que Pinochet estaba al corriente. "No tengo ninguna duda de que el ex comandante en jefe del Ejército, en diversos casos de graves violaciones de los derechos humanos, y particularmente Prats, Letelier, Leighton y, entre otros, el caso Llidó, tenía conocimiento de estos hechos y sabía exactamente lo que estaba ocurriendo y cuál fue el destino final de estas personas".Mientras, Pinochet está muy tranquilo. La semana pasada, en un desayuno con periodistas chilenos, aseguró: "Me achacan todo lo de Contreras [Manuel Contreras, el encarcelado ex jefe de la DINA], pero yo nunca di instrucciones de matar a nadie". Y agregó: "No he construido hornos ni he asesinado a nadie". Sostuvo el ex dictador que los sumarios en su contra, como el de España, están alimentados tan sólo por un ánimo de "venganza".

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