La violencia en Colombia ensombrece la toma de posesión de Pastrana

Un país conmovido por un desastre militar de cientos de muertos y prisioneros de guerra en poder de la guerrilla, y asediado también por todos sus costados por las amenazas de grupos paramilitares, es el que recibe hoy el nuevo presidente, Andrés Pastrana. En la ceremonia de transmisión de mando estarán el príncipe Felipe y siete jefes de Estado latinoamericanos. El Príncipe de Asturias llegó ayer por la tarde a Bogotá y se entrevistó con Pastrana.

"Estamos frente a una situación muy trágica de la vida de Colombia", reconoció, horas antes de asumir su puesto como ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda. Las noticias de guerra dejaron relegado a un segundo plano la entrevista entre el presidente saliente, Ernesto Samper, y el entrante, Pastrana, el miércoles por la noche, durante un acto protocolario en el cual el primero y los altos mandos militares colocaron sobre el pecho del nuevo mandatario seis medallas al mérito.A pesar de los brindis, abrazos y risas, el tema fue la ola de terror. Pastrana rechazó la escalada violenta promovida por la guerrilla. "Se equivocan los que piensan que sus acciones no causan profundo dolor y desconcierto en el pueblo", y reiteró su compromiso con la paz. Según sus promesas, en los próximos 90 días dará comienzo una negociación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo guerrillero más numeroso y antiguo del país.

El primer paso es el despeje de cinco municipios, entre ellos el de Uribe, en la provincia del Meta. Esta población fue una de las 40 víctimas de la feroz arremetida insurgente de los últimos días. Las FARC quieren retomar esta zona, que durante años fue santuario y refugio de su mando central. Treinta y ocho militares murieron y 16 fueron secuestrados.

Soldados por presos

El Gobierno saliente reconoció que 46 soldados desaparecieron durante estos días de terror. La guerrilla asegura algo muy distinto. Según la comunicación por radioteléfono de varios medios con Jorge Briceño, el Mono Jojoy, sólo en Miraflores -donde la guerrilla destrozó un puesto antinarcóticos vigilado por 190 policías y soldados, en plena selva amazónica- los detenidos son 100.El comandante insurgente planteó un intercambio: soldados por presos políticos. Muchos, entre ellos el presidente saliente, rechazan, por ilegal, esta posibilidad. Para el experto en asuntos de seguridad Alfredo Rangel, este canje es posible; el problema es el alto coste político. "La guerrilla tiene en este momento la sartén por el mango". En una entrevista con este diario aseguró que la primera condición para lograr la paz es la existencia de un Gobierno legítimo. "Esta condición la tiene Pastrana; pero no es suficiente. Necesita una visión más realista y objetiva y menos influenciada por buenos deseos y buena voluntad".

La más dura crítica que se le hace al presidente saliente es que, ante la catástrofe generada por la narcofinanciación de su campaña, se dedicó a cumplir con su promesa de permanecer en el poder "hasta el último minuto del último día" de su mandato. Para cumplirlo hizo enormes concesiones y no gobernó. "La elección de Samper es el hecho más indigno de la historia de Colombia en este siglo", afirmó recientemente la revista Semana, al hacer un balance de los últimos cuatro años.

Muchos pronostican al hoy ex presidente Samper -ante el desastre y polarización en que dejó al país- un buen número de años de soledad.