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LETRAS Y BATALLAS

Enemistades

La primera gran enemistad literaria de la modernidad se produce en los años setenta del siglo pasado cuando en Bruselas, en un hotel ya desaparecido, cerca de la Grande-Place, Paul Verlaine dispara contra su amigo Jean-Arthur Rimbaud. Éste, bastante más joven que aquél, denuncia al primero, que es detenido. Así, entre el fuego de las pistolas y el escándalo de las denuncias, concluía una de las relaciones más singulares de la historia literaria. Rimbaud desapareció después en las arenas de Abisinia, pero Verlaine fue fiel a su memoria: habló siempre bien de su amante y editó con fervor sus poemas.Viniendo a España: la enemistad literaria más conocida de este siglo es la que enfrentó a Juan Ramón Jiménez con los poetas del 27, en especial con Pedro Salinas y Jorge Guillén, quienes habían sido antes fervorosos discípulos suyos, como todo el grupo, pero a partir del III centenario de Góngora (1927) estas relaciones comenzaron a torcerse y durante los años republicanos desembocaron en la franca hostilidad. Fue entonces cuando Juan Ramón envió a Guillén el telegrama en el que retiraba "poemas y amistad" a propósito de una colaboración, y cuando decidió excluirse de la segunda edición de la antología de Gerardo Diego (1934).

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La llegada de Pablo Neruda a España sólo sirvió, según Juan Ramón, para enturbiar las cosas: Lorca y el chileno le habrían ladrado por teléfono a altas horas de la madrugada. El hecho es que este clima de hostilidades no se quebró ya nunca: Jiménez atacó violentamente a Vicente Aleixandre, ya en el destierro, y prosiguió su particular vindicta contra el tándem Guillén-Salinas. La reacción no se hizo esperar: Dámaso Alonso excluyó al creador de Platero y yo de su libro Poetas españoles contemporáneos, publicado en los años cincuenta, y por la misma época Luis Cernuda descalificó buena parte de la escritura de aquél en sus estudios sobre poesía española, además de zaherirlo en alguno de sus últimos poemas. De esta querella deriva en buena medida la mala imagen que Juan Ramón ha tenido en los últimos años.

La amistad cohesionó el grupo del 27. Fueron proverbiales los vínculos de amistad de muchos de sus miembros. Pero no faltaron, con todo, tampoco las discordias. El principal agente de ellas fue el difícil Luis Cernuda -tan difícil en lo humano como grande en lo poético-. Cernuda, que tuvo en Pedro Salinas a su primero y decisivo mentor literario, no le perdonó, sin embargo, determinadas actitudes existenciales de buen burgués y escribió a su muerte un durísimo poema, que no hace justicia al más que correcto comportamiento de Salinas para con él. Tampoco fueron buenas sus relaciones con Dámaso Alonso, con quien polemizó a propósito de algunos juicios históricos de aquél.

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