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Dos fabricantes de pesticidas usaron a cobayas humanos en el Reino Unido

Los voluntarios cobraron 150.000 pesetas por someterse a las pruebas

Un grupo de británicos, incluidos estudiantes universitarios, ingirieron pesticidas con un alto grado de toxicidad en varias pruebas de laboratorio para compañías químicas internacionales. Cada conejillo de indias cobró 600 libras (unas 150.000 pesetas) por prestarse a ingerir dosis de dichlorvos, un fosfato orgánico que se utiliza en los collares de pulgas de los perros. Otros experimentos se centraron en el pesticida aldicard (usado en cultivos). Este tipo de pruebas se ensayan regularmente en ratas, dado el riesgo que acarrea para el ser humano.

Los ensayos con dichlorvos dejaron de practicarse en personas cuando en 1981 se apreció un alarmante incremento de plasma. El retorno de la práctica fue denunciado esta semana por la fundación americana Enviromental Working Group (EWG), y recogido ayer por la prensa británica.De acuerdo con el informe de EWG, los laboratorios Medeval, propiedad de la Universidad de Manchester, llevaron a cabo tres experimentos el año pasado para la compañía californiana Amval Chemical. Los cobayas humanos sufrieron una bajada en el nivel de enzimas, unos catalizadores vitales del sistema nervioso; y, en algunos casos, padecieron náuseas y hemorragias.

En otro de los ensayos, esta vez por encargo de la compañía química francesa Rhone Poulec, 47 personas (nueve mujeres y 38 hombres) bebieron zumo de naranja mezclado con dosis del pesticida aldicarb.

El resultado señala que un voluntario estuvo sudando difusa y profusamente durante cuatro horas, mientras que otro se mareó y el resto se quejó de unos fuertes dolores de cabeza.

Las pruebas se ajustan a la normativa británica (este tipo de experimentos es legal en el Reino Unido) y, de acuerdo con el doctor Stephen Toon, director de Medeval, los voluntarios no corrieron ningún riesgo.

Falta de ética

EWG, sin embargo, critica la falta de ética en tanto que los ensayos no se establecieron con fines terapeúticos. Por el contrario, al utilizar seres humanos las compañías químicas persiguen -una vez conocidos los resultados- incrementar la cantidad de pesticida que legalmente se puede utilizar en los campos de cultivo, que se puede detectar luego en los alimentos, el agua y el aire. Además, denuncia Ken Cook, portavoz de la fundación, al trasladar sus experimentos a suelo británico estas compañías evitan problemas de licencias en Estados Unidos.Hacer de conejillos de indias es una práctica habitual en el Reino Unido. Está muy extendida entre los jóvenes, y principalmente entre los universitarios, como vía de incrementar sus ingresos mensuales. La participación es estrictamente voluntaria, y condicionada al consentimiento informado; es decir, el laboratorio debe informar a cada voluntario sobre los riesgos y objetivo de la prueba. Paralelamente, el Comité de Investigación Etica debe aprobar previamente cada experimento.

Curiosamente, el sindicato nacional de estudiantes impone una normativa más estricta que la gubernamental. El motivo se remonta a los años ochenta cuando, informó ayer la BBC, dos universitarios murieron tras hacer de cobayas humanos. Desde entonces, el reglamento estudiantil rechaza la participación en ensayos con fines no médicos y, entre otras claúsulas, prohíbe cobrar honorarios como las 600 libras (unas 125.000 pesetas) que recibió cada uno del cerca de medio centenar que ingirió pesticidas. Los casos denunciados ayer, en los que participaron estudiantes de Manchester, ponen de manifiesto que el mensaje del sindicato no siempre se acepta.

Pero tanto Medeval como el Laboratorio de Investigación Inversesk, en Escocia, cumplieron con la normativa británica y, según cita el diario The Guardian en su edición de ayer, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación interpreta que los ensayos "parecen ajustarse a las correctas líneas éticas".

"Vigilancia intensa"

El doctor Toon, por su parte, defiende la actuación de su laboratorio: "Todos los voluntarios se ubicaron en una sala con facilidades médicas y estuvieron vigilados por especialistas constantemente. Es un ambiente bajo una vigilancia intensa, más seguro incluso que si (las pruebas) se realizaran en un hospital general".La sustitución de ratas por humanos aporta una serie de ventajas prácticas a las compañías químicas americanas. La normativa en materia de pesticidas les obliga a añadir un margen en torno al 10% a los resultados de una prueba con animales. Y al evitar una fase en el largo proceso de investigación consiguen al mismo tiempo reducir su coste.

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