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LA DONACIÓN DE ÓRGANOS

Aquilino, el niño gitano, lleva cinco años y medio sin el hígado prometido

Sus médicos confirman que por fin ya está listo para recibirlo

Aquilino, de siete años, necesita un hígado desde enero de 1993. Entonces tenía dos años y fue excluido en principio de la lista de trasplantes porque su entorno -un poblado gitano de chabolas en Carabanchel- no aseguraba un posoperatorio con éxito. Ahora vive en un centro de protección de menores de la Comunidad de Madrid y sus médicos creen que ya está listo para recibir el órgano que tanto tiempo ha esperado.

Aquilino pesaba seis kilos en enero de 1993. No era capaz de hablar, sus piernas parecían dos palillitos, y los ojos amarillentos se le salían de las órbitas. EL PAÍS mostró en primera página el día 15 de ese mes su foto acompañada por este titular: Un niño gitano es excluido de la lista de trasplantes por "motivos sociales". Sus padres, entonces con 20 años, tenían otro bebé. Vivían en una chabola, rodeados de edificios modernos donde estaban realojados antiguos chabolistas, y pegados al cementerio de Carabanchel. La vida de Aquilino ha dado muchas vueltas, pero sigue esperando."Hace varios meses que ya no está hospitalizado", informa una educadora de la escuela infantil del hospital madrileño La Paz. Aquilino fue ingresado a finales de 1993. Allí vivió todo este tiempo y asistía a La Pajarera, la escuela del hospital. "Venía a la escuela como un niño más, pero desde que se fue del hospital, hace unos meses, no le he vuelto a ver", dice la educadora.

Ya no está ingresado, pero acude cada quince días por la mañana a la consulta con su médica, Paloma Jara: "Está en la lista de trasplantes, esperando un órgano adecuado a sus características". ¿Las causas del retraso? "Hay que valorar que esté para trasplante según dos criterios: su enfermedad y su estado de nutritivo", explica Paloma Jara. Hubo un momento en que parecía que ya iba a recibir el hígado. De hecho, EL PAÍS publicó el 6 de marzo de 1994 este titular: Aquilino, el niño gitano, entra en la lista de espera para el trasplante de hígado.

Aquilino ha tenido que soportar, además de la espera del hígado, unos problemas familiares que le han llevado a un centro de protección de menores. La tutela del chico está en manos del Instituto Madrileño de Atención a la Familia (IMAF), dependiente de la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales. Su situación, como la de 2.500 menores en Madrid, fue calificada de desamparo. Son chavales maltratados o carentes de cuidados. Es más, según una colaboradora de Paloma Jara, "al principio no estaba para trasplantar, pero hasta que se arregló la tutela no entró en lista de espera".

Sor Araceli, la directora del centro de menores Isabel Clara Eugenia, también conoce a Aquilino de cerca: "Estuvo en nuestra residencia, pero pedí que lo mandaran a una más pequeña para que estuviera mejor", afirma.

Según las estadísticas, Aquilino recibirá el hígado en breve. De los 34 españoles menores de 15 años receptores de trasplante en 1997, sólo ocho esperaron más de tres meses.

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