Un cursillo acelerado
Gabriel García Márquez no necesita presentación. En España,Álvaro Mutis tampoco, aunque en menor medida, pero ¿qué sabemos de los otros escritores colombianos, de las siguientes generaciones? Nada o casi nada. Por eso, el programa Mirada sobre Colombia ha sido como un relámpago que ha dado en la diana de los interesados. Los más jóvenes lo han tenido más fácil, como Santiago Gamboa (Bogotá, 1965), cuya segunda novela -la estupenda Perder es cuestión de método- se publicó en Colombia en 1997 y, ¡milagro!, el mismo año apareció en España (Mondadori); la original Tratado de culinaria para mujeres tristes, de Héctor Abad Faciolince, acaba de ser editada por Alfaguara. Da vergüenza, en cambio, que Germán Espinosa (Cartagena de Indias, 1938), considerado uno de los autores clave de la literatura colombiana de la segunda mitad de este siglo, no esté presente en las librerías españolas. Afortunadamente, se pudo encontrar en la caseta de Colombia La tejedora de coronas, una novela espléndida, mezcla de erudición, historia y ficción. También fue posible hallar Mambrú, de R. H. Moreno Durán (Bogotá, 1946). Cuenta la historia casi increíble de la actuación de un batallón colombiano en Corea del Norte. Visitar la caseta colombiana ha supuesto un cursillo intensivo de literatura de ese país que habrá que asimilar.Los colombianos han sido la alegría de la Feria del Libro y la han disfrutado a tope, desde los debates y el encuentro con los lectores a los mojitos. Pero la feria en general no ha alcanzado las expectativas previstas: poca asistencia y escasa compra de libros. Pese a los problemas, la feria se instalará indefinidamente en el nuevo emplazamiento del Moll de la Fusta, junto al puerto, según dijeron ayer los organizadores.
