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La literatura colombiana muestra su vitalidad y potencia en Barcelona

Los autores del país andino, lo más interesante de la Feria del Libro

El desembarco colombiano ha sido lo mejor de la Feria del Libro de Barcelona, clausurada ayer. Una docena de escritores mostraron la vitalidad de la literatura de las generaciones posboom y pusieron de manifiesto en un encendido debate la realidad de violencia y creatividad que vive Colombia. La caseta de este país fue la más visitada y en ella se pudieron obtener buen número de novelas inéditas en España y de gran interés.

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"En los casi 30 años que llevo fuera de Colombia he regresado días, semanas, para no perder contacto. Llego al aeropuerto y tomo un taxi. Luego empiezan a zumbar las balas por arriba y por abajo, desde las alcantarillas y desde los balcones. A mi ninguna me toca, porque ninguna es para mí. Me discriminan. He escrito en contra de los narcotraficantes, de los militares, de los paramiliatres, de los políticos, de Dios, del diablo, de los ricos de los pobres", afirmó Fernando Vallejo (Medellín, 1942). Fue como un puñetazo en el estómago de los asistentes al debate sobre si se puede o no escribir en Colombia. "No me han tomado en cuenta porque no me leen. Sé que un día volveré y me tocará una bala". Vallejo, pianista, biólogo, gramático y novelista, es autor de una magnífica obra, lamentablemente aún no publicada en españa. Escribe contra toda moral, contra toda norma y suele mezclar todos los géneros, novela, poesía, autobiografía, pasado y presente, realidad y alucinación. Su novela La virgen de los sicarios, que publicará Alfaguara en febrero, obtuvo en 1997 el premio de los libreros franceses al mejor escritor extranjero. Narra el horror de los niños y adolescentes contratados como asesinos a sueldo.Antonio Caballero (Bogotá. 1945), columnista, pintor, caricaturista, crítico de arte, experto taurino y novelista, fue de la misma opinión que Vallejo. Dijo, citando a Simón Bolívar, que lo único que se puede hacer en América Latina es emigrar. Vive en Madrid, aunque pasa buena parte del año en su país. "En Colombia sólo se vive una realidad y es atroz. Es imposible escribir en en mi país". Entre otros libros, Caballero ha publicado una novela, Sin remedio, también inédita en España, considerada como una de las más importantes aportaciones a la literatura urbana colombiana. Llena de violencia y humor, se centra en el ultraizquierdismo urbano de los setenta

Curiosamente, los escritores que viven fuera de Colombia fueron mucho más duros y radicales que los que continúan allí, como Alfredo Molano (Bogotá, 1944). "Es el escritor más comprometido con el país real. Ha recorrido Colombia de punta a punta,tras las guerrilleros, los narcotraficantes, los paramilitares... Sus columnas periodísticas tienen un gran valor civil", explicó Héctor Abad (Medellín, 1958), que moderó el debate.

"Escribir en Colombia es un profundo goce. Cuando empecé a escuchar a la gente nació en mí la pasión por la escritura. Es parte de mi condena: un compromiso, no tanto político como afectivo, por eso no me voy de Colombia. Hay una ética personal y política. No creo en la neutralidad ni en el centro. Es necesario optar". Molano, uno de los escritores más amenezados de Colombia (varios de sus colegas expresaron el temor de que "le pare una bala"), tiene que esconderse periódicamente. Se mostró muy discreto sobre su peripecia personal:, aunque admitió: "Es peligroso escribir en Colombia cuando uno se asoma a ciertos poderes. Tenemos libertad de opinión, no hay censura, pero hay pistolas y ametralladoras".

Sociólogo, escritor y periodista, Molano ha publicado una serie de títulos que lo dicen todo: Los años del tropel: crónicas de la violencia, Aguas arriba: entre la coca y el oro o Trochas y fusiles, inéditos en España. Son la recreación literaria de testimonios y utiliza con originalidad otras voces. Juan Carlos Botero (Bogotá, 1960), que acaba de sacar en España el libro de relatos Las ventanas y las voces (Ediciones B), también prefiere continuar en Colombia. Dado sus posibilidades económicas (es hijo del escultor Fernando Botero) podría vivir fuera. "El precio que hay que pagar es muy grande. Mi madre fue secuestrada, voy en un coche blindad, pero uno siente tal grado de indignación que le apetece escribir sobre Colombia".

Los escritores colombiano se fueron encantados de Barcelona. El jueves y el viernes pasados, en que participaron masivamente, gozaron de un clima menos caluroso que días anteriores. Su presencia, ha sido, sin duda lo más interesante de la Feria del Libro.

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