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LA FOTOGRAFÍA ATRAVIESA MADRID

Schommer reúne sus cascografías arrugadas

Son fotos arrugadas; tratadas con sulfuro, con selenio o con té, y compuestas luego en collages, o formando esculturas como la inquietante serie de las cabezas, o metidas en un cilindro de metacrilato... Alberto Schommer lleva unos diez años trabajando en lo que llama cascografías, un nombre que define una manera de hacer arte «tan complicada que casi no se puede explicar», pero que requiere, dice, «mucha paciencia, desde los bocetos previos hasta el montaje final en el estudio, pasando por el tratamiento con humedad y calor para hacer el craquelado del papel».El fotógrafo y académico de Bellas Artes, que expone hasta el 30 de julio 36 cascografías en la Galería Levy (López de Hoyos, 38), de Madrid, ve estas piezas, afirma, como una «elaboración personalísima del material que muestran mis libros; éste es el espacio donde trabajo con libertad total y, a la vez, mi forma de ver el mundo, el final de dos milenios y el principio del tercero». La muestra forma parte del programa Festival Off de galerías de arte de PHE98.

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Las fotos están divididas en cinco series: El Tiempo, Esculturas, Superficies, El Abrazo y Flores. La primera es un viaje a través de la piel de una mujer. «Intento descubrir la textura del cuerpo, resaltarla del resto de la composición con unas roturas muy agresivas, hechas en seco, como si el papel fuera una tela que se estirase». Las esculturas integran casi una veintena de imágenes de cabezas (vistas desde todas los ángulos) colocadas en forma de cubo, mostrando como un puzzle en tres dimensiones el contorno entero de las cabezas. Las Superficies, la serie que más entusiasma a Schommer en este momento, son collages que mezclan imágenes de ciudades, monumentos, personajes, tomadas de los libros de Nueva York, Roma, Venecia...

Insectos

Las Flores (y los insectos) fueron las primeras piezas, y también las más costosas de hacer. «No volvería a hacerlas ni loco, porque había que montar muchas capas por delante y por detrás para que se pudieran ver por ambos lados». Y en cuanto a El Abrazo, una serie de siete originales llena de sensualidad y misterio, Schommer intentó «que la fuerza la diera el mismo papel, haciéndose sombra y luz con su propio volumen».Schommer también está presente en la sección oficial, con una visión personal del museo, los visitantes y las obras de arte. El Museo Thyssen-Bornemisza cuelga en el vestíbulo 20 imágenes de Schommer en blanco y negro, una selección de su recorrido por las salas del palacio de Villahermosa. Como motivos figuran cuadros de Sweerts, Ernst, Lucas Cranach y Balthus, entre otros artistas.

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