Dennis Hopper retrata sus mitos de los sesenta
El actor afirma que se ha especializado en convertir «la porquería en oro»
Dennis Hopper es uno de esos tipos que hasta cuando ríe da miedo. El actor, que ha sabido rentabilizar esa aureola excéntrica y excesiva, presentó ayer en la galería Metta, de Madrid, una selección de sus conocidas fotografías. Sesenta imágenes de los años sesenta que son iconografía de una época: de Martin Luther King a motoristas, hippies, Ike y Tina Turner, Paul Newman, Jasper Johns, David Hockney o Andy Warhol. «Hubo una época en que pensé que mis fotografías eran mi mejor contribución al mundo del arte. Pero sólo son la expresión de un momento y no el resumen de una década. Son parte de lo que yo llamo realidad abstracta, pedazos de realidad».Hopper habla de arte, fotografía y cine. «Las tres cosas son parte del mismo impulso creativo», afirma. El cineasta, a quien han rechazado sus últimos proyectos como director, asegura que se limita a «sobrevivir» actuando. «En mi caso no se puede hablar de carrera sino de trabajos. Creo que soy un alquimista, me he especializado en convertir la porquería en oro. Me da igual trabajar en una película asquerosa, yo intento sacarle partido a mi personaje».
Vestido con un traje de chaqueta gris, reloj de oro y con una perilla blanca, Hopper tiene, a sus 62 años, un sorprendente buen aspecto que él atribuye a los partidos de golf junto a Jack Nicholson. Sus ojos azules son el rasgo más violento del director de Easy Rider (1969) y Out of the blue (1980), hoy un actor especializado en papeles de malo. «Para crear a un malo perfecto hace falta alguien como David Lynch», afirma , recordando el sádico psicópata que en 1986 interpretó en Blue Velvet. «La idea de interpretar a una persona mala no tiene nada que ver con ser histriónico, es más bien todo lo contrario. La clave de hacer un buen malo es convertirlo en una persona normal. Siempre hay que interpretar con un sentido de la realidad». «No aprendí a ser malo con Strasberg», continúa en referencia al que fue su profesor en el Actor's Studio. «Para hacer de malo basta con haber conocido gente mala». Entre esa «gente mala» el actor incluye al que fuera su amigo Peter Fonda (coprotagonista y productor de Easy Rider ). «Es una serpiente, simplemente preferiría no respirar el mismo aire que él. Me robó mucho dinero de la película».
Hopper, que fue el fotógrafo-bufón del coronel Kurtz en Apocalypse Now («sólo puedo decir que fue una casualidad, porque en aquel rodaje nadie vio jamás nada parecido a un guión»), expone en Madrid los trabajos que realizó entre 1961 y 1967. «Nunca he hecho dinero con la fotografía, sólo ha sido uno de mis amores. Quería ser director de cine y utilizaba la fotografía como una forma barata de dirigir, de hacer mis propias composiciones. No he vuelto a coger una cámara hasta hace siete años y ahora utilizo color y formatos muy grandes, me gustan las fotografías-cuadro».
Junto a la piscina
En la exposición destaca la mítica imagen de Paul Newman desnudo con la sombra de una reja reflejada en su cuerpo. Una de las imágenes más eroticas del bello actor que, sin embargo, surgió de una escena familiar. «Paul, su mujer y yo fuimos muy amigos durante una época. La fotografía la hice en su casa. Él estaba junto a la piscina, vigilando a sus hijos, que eran muy pequeños y la reja que rodeaba la piscina se reflejaba en su cuerpo». John Wayne y Dean Martin en un rodaje: «Ésa la tomé escondido, el sindicato de fotógrafos no dejaba que nadie entrara con una cámara en un rodaje, excepto el profesional contratado. En la imagen se ve cómo Wayne me mira fijamente, me vio y no dijo nada». David Hockney : «Es del primer día de David Hockney en Nueva York». Y el rostro de Warhol atravesado por una flor: «Estábamos comiendo y la flor estaba allí en medio».
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