Comer verdura, fruta y legumbres mejora la salud cardiovascular
Si los expertos en medicina de todo el mundo no se cansan de ensalzar las excelencias de la tradicional dieta mediterránea, un nuevo estudio español viene a confirmar la necesidad de aumentar el consumo de uno de los pilares de este tipo de alimentación, como son las verduras, frutas y legumbres.
Los resultados de este trabajo, desarrollado por el Centro Nacional de Epidemiología -de-pendiente del Instituto de Salud Carlos III-, revelan que las dietas bajas en folatos favorecen también la aparición de accidentes cardiovasculares. Estos elementos son sustancias derivadas del ácido fólico, necesarias para diversas funciones metabólicas. Se incorporan al organismo a través de la alimentación, sobre todo con las verduras, frutas y legumbres.
Según José Antonio Gutiérrez, director del Instituto Carlos III, tras sucesivas encuestas realizadas en 1990 y 1991 en 21.000 hogares españoles, en los que se tomó nota de los alimentos comprados durante una semana para el consumo familiar, se comprobó que el mayor contenido en folatos de la dieta coincidía con una reducción significativa de entre un 5 y un 15% de la mortalidad provincial por enfermedad cardiovascular en adultos menores de 65 años de ambos sexos.
Diferencias regionales
Para Gutiérrez, que desde hace seis años organiza cada primavera en Madrid un simposio internacional de lípidos y alimentación, es curioso observar que las regiones españolas que presentan una mayor tasa de enfermedad cardiovascular son precisamente aquellas que llevan una dieta mucho más pobre en contenido de folatos.Entre las regiones con una alimentación más baja en estos elementos, Gutiérrez cita Canarias, Baleares, Andalucía, Valencia y Extremadura. Al tiempo, este experto observa que si este hecho es paradójico, principalmente en las provincias mediterráneas, podría explicarse por la influencia nociva en los hábitos alimentarios importados a través del turismo.
María José Medrano, investigadora que ha participado en este estudio, advierte que la dieta pobre en folatos favorece el aumento en la sangre de la homocisteína. Se trata de una sustancia que se encuentra elevada en las personas que han sufrido un episodio cardiovascular y que podría empezar a considerarse como un nuevo factor de riesgo cardiovascular, además de los ya conocidos.
Una de las conclusiones más evidentes de la investigación, es que habría que aumentar de manera considerable el consumo de los alimentos ricos en folatos. Al menos debería comerse al día una ración estándar de alguno de los grupos de productos ya citados ricos en estos micronutrientes.
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