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Los guionistas abandonan la SGAE al sentirse "una minoría maltratada"

Elsa Fernández-Santos

Los guionistas de cine y televisión, entre ellos algunos de los más importantes directores del cine español, quieren abandonar, después de más de cuarenta años, la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE) para gestionar directamente sus derechos intelectuales. Para ello han presentado en el Ministerio de Educación y Cultura la memoria de una nueva sociedad: Derechos de Autor de Medios Audiovisuales (DAMA). «Es una medida de independencia porque nos sentimos cautivos en la SGAE, donde somos una minoría maltratada», afirma Manolo Matji, presidente de la Asociación de Autores Literarios Audiovisuales.

Según los datos presentados al Ministerio de Educación y Cultura por los guionistas, la cifra mínima estimada en derechos que les corresponde asciende a 800 millones de pesetas. Esta cifra se suma, teniendo en cuenta los datos de taquilla de 1997, con las cantidades cobradas por copia privada y por comunicación pública. Tal base económica justifica, según ellos, la viabilidad de una sociedad de gestión propia.Una viabilidad que el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón, presidente de la SGAE desde 1992, no ve tan clara. «Tengo mis dudas de que el ministerio apruebe una entidad de gestión nueva y distinta a la SGAE. Si la propuesta llega a buen puerto, entonces hablaremos», declara. «Tienen que dar pruebas de que son capaces de formar una entidad de gestión con posibilidades de llevar a cabo esa gestión y demostrar si, por ejemplo, son capaces de asuntos tan complicados como la recaudación en el extranjero», añade el cineasta, que, ante las quejas de los guionistas que abandonan la SGAE, señala: «Hay otros guionistas que, por el contrario, han decidido seguir aquí».

Entre los escritores de cine que se han unido a la nueva sociedad están Agustín Díaz Yanes, Joaquín Oristrell, Mariano Barroso, Lola Salvador, Ángeles González Sinde, Fernando Trueba, David Trueba, Emilio Martínez Lázaro, Gracia Querejeta, Manuel Gómez Pereira, Manuel Iborra, Yolanda García Serrano y Mónica Laguna.

Ninguno de los cineastas quiere plantear su salida de la SGAE como un enfrentamiento ni con la entidad ni con su presidente, cuyo nombramiento hace seis años fue un intento de calmar la enquistada relación de los creadores audiovisuales con una sociedad de gestión en la que afirman que nunca se sintieron representados. Además, los creadores de cine protestan por el «desproporcionado» porcentaje que la SGAE les retiene por gestionar sus derechos y por la falta de transparencia en sus gigantescas cifras. Además, los guionistas arguyen que el futuro de su iniciativa viene refrendado por el enorme, y cada año que pasa en progresión, volumen de negocio audiovisual, dentro del que la función de los escritores es vital.

«Los guionistas estamos metidos en una sociedad en la que hay una amplia mayoría de músicos», dice Joaquín Oristrell. «Irnos no es una respuesta belicosa, es que simplemente queremos controlar nosotros nuestros propios derechos. Lo que suena a nuevo siempre parece complicado, pero no lo es». Y otro cineasta apunta: «Por alguna razón, los músicos nunca protestan».

«Para mí, el último fin es que directores y guionistas estén fuera y juntos», afirma Agustín Díaz Yanes, guionista de muchos filmes y director y escritor de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. «Ante el panorama audiovisual que se nos avecina, cada vez más complicado y confuso, creo que lo mejor es que nosotros mismos nos defendamos con nuestros propios medios. Tendremos más ideas y más fuerza», añade.

Macrosociedad

«El problema es que la SGAE es un monstruo gigantesco», señala el director y guionista Emilio Martínez-Lázaro. «Es una macrosociedad de gestión que recauda para todos, cineastas, autores de teatro, músicos y, lo que es peor, para editores de música. Para mí, el problema de la SGAE es su enorme dimensión. En cambio, las cosas pequeñas siempre funcionan mejor».Martínez Lázaro comenta el éxito de la entidad de gestión de los productores, EGEDA, dedicada a recaudar derechos de copias privadas, como una referencia para lo que puede ser el futuro de DAMA. «Cuando EGEDA empezó, nadie apostaba por ella, pero lo cierto es que, al ser una sociedad pequeña, funciona mucho mejor».

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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