Las recetas del profesor
Los dos años que lleva José Barea al frente de la Oficina Presupuestaria se han caracterizado por la polémica. Nada más llegar al puesto, creado a instancias de José María Aznar siguiendo el modelo británico, puso el dedo en el asunto más escabroso que, desde el punto de vista político, puede abordar cualquier Gobierno: las pensiones.
El profesor sugirió que las nuevas pensiones debían revalorizarse menos que el índice de precios al consumo. Poco después, y con la pensionistas devolvieran el exceso.
Y eso fue precisamente lo que defendió José Barea. Finalmente, el Ejecutivo optó por hacer caso omiso de las opiniones del director de la Oficina Presupuestaria. Mantuvo la subida íntegra y aprobó una ley que garantiza el poder adquisitivo de los pensionistas.
La sanidad también se ha visto sobresalta da por las declaraciones del profesor Barea. En otoño de 1996 se mostró partidario de cerrar aquellos hospitales públicos que no sean rentables.
Cada año, los presupuestos que confecciona Hacienda también pasan por el tamiz crítico de los informes de Barea, que suelen avisar de que es necesario imponer tal o cual recorte, siempre de cientos de miles de millones de pesetas, que luego quedan en algunos menos.
¿Será este informe el anticipo de algún nuevo recorte presupuestario, o un simple globo sonda destinado a desinflarse de inmediato?
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