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El teatro catalán acapara los premios Max

Pasqual planteó la noche de las artes escénicas como un acto festivo y reivindicativo

Sweeney Todd , con cuatro premios (mejor espectáculo de teatro musical, mejor dirección a Mario Gas, actriz protagonista a Vicki Peña, y Jon Berrondo como mejor escenógrafo); La Cubana, con su Cegada de amor como mejor producción y espectáculo teatral; Albert Boadella, mejor autor; Jaume Sisa, mejor composición musical , y Ramón Fontseré, mejor protagonista, fueron los catalanes que acapararon ayer La Noche de los Max. La gala de entrega de estos galardones se inició y finalizó con la intervención de otro catalán, Adolfo Marsillach.

Antonio Gades, único premiado de la noche que se negó a leer el texto obligado que debían verbalizar todos los premiados, acumuló las candidaturas al mejor bailarín, por Fuenteovejuna , y coreógrafo, por Carmen. Fernando Fernán-Gómez fue el mejor adaptador, por El lazarillo de Tormes. La obra que más candidaturas había obtenido, Pelo de tormenta, se conformó con los premios a Pedro Moreno, mejor figurinista, y Paco Maestre, mejor actor de reparto, modalidad que en la parte femenina fue a parar a Natalia Dicenta, por su trabajo en A bocados.Antonio Canales recibió un galardón por Gitano, al que se consideró mejor espectáculo de danza. Aida Gómez fue la mejor bailarina y el Gran Wyoming y su inseparable Reverendo se llevaron el premio a la mejor performance. El mejor espectáculo infantil se consideró que era el de La Tartana.

Pero la noche de los premios Max, creados por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y la Fundación Autor, fue ante todo atípica, con sobresaltos protagonizados por los mejores y más conocidos actores del teatro español, que simularon reventar un acto que había sido ensayado minuciosamente por el director de espectáculo, Lluís Pasqual quien, en su afán de que todas las tendencias y gentes del teatro estuvieran representadas esa noche, no dudó en hacer hablar a cómicos como Juan Echanove, Imanol Arias, Toni Cantó, Pilar Bardem y otros muchos, como si estuvieran en un improvisado acto asambleario en el que se recogían, en presencia de Esperanza Aguirre, ministra de Educación y Cultura -quien fue abucheada por parte de los asistentes cuando entró en la sala en el penúltimo corte publicitario de la gala y se marchó en el último de los cortes-, y otras autoridades, todas las reivindicaciones del sector; desde las más patentes y acuciantes hasta las más panfletarias y revulsivas, como las de los actores de Pelo de tormenta, que el próximo lunes entran en juicio con la administración de Cultura por la suspensión de su prevista gira, o las del teatro alternativo, movimiento escénico en el que quedó patente que está surgiendo el teatro del siglo XXI, a pesar del maltrato y el paternalismo que recibe por parte de las diferentes administraciones.

Boadella, ausente

Si bien toda la profesión escénica y sus más diversas tendencias estuvieron representadas en La Noche de los Max, que fue presentada en principio por Ángel Pavlovsky con la presencia de profesionales como Lina Morgan, Ana Belén, Cristina Hoyos, Vicki Lagos, Charo López, Pedro Ruiz y otros muchos, hubo ausencias notables como la del director teatral catalán Albert Boadella, que logró el premio al mejor autor.

Se da la circunstancia de que Boadella se encontraba ayer en Madrid, pero a la misma hora que se concedía su premio él se subió a un tren para dirigirse a Barcelona, desde el que declaró: «Me siento como gallo en corral ajeno si asisto a eventos donde la gente se aplaude a sí misma; si me dieran el premio agricultores o fontaneros iría, pero entre nosotros mismos me parece una endogamia que no comparto. Comprendo que hay gente que lo necesita o le gusta y lo respeto, pero yo no me dedico al deporte, y eso de que te organicen una competición sin pedirte permiso, con ganadores y perdedores, me parece muy desagradable».

Boadella añadió: «Estoy agradecido a los que me han elegido, pero pienso que también me han votado por mi sentido de la libertad y por tanto deben aceptar que no asista a esos actos en los que no estoy cómodo». El director de Els Joglars remató su discrepancia afirmando que tampoco le habían pedido permiso para trabajar como actor en una obra de Lluís Pasqual, en referencia a que los galardonados no podían hablar libremente al recibir sus premios.

La noche también tuvo los premios Max especiales, que recayeron en La Fura dels Baus, por el mejor espectáculo de artes escénicas con proyección internacional; Alicia Alonso, premio hispanoamericano de artes escénicas; Rodrigo García, premio de teatro alternativo, y el Teatro de la Zarzuela, que recibió el premio de honor.

Tras finalizar la noche, cuya recaudación se dedicó a la Casa del Actor, tal y como pudieron ver en directo los espectadores de La 2 muchos de los presentes se congregaron para compartir los últimos momentos . Una noche que mayoritariamente fue calificada de sorprendente, así como de divertida e imaginativa por un sector y de caótica y egocéntrica por otros.

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