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Deseo de poder

La informática es demasiado esencial para que su futuro pueda estar completamente confiado a una empresa privada. (...) No se puede dejar que el progreso dependa sólo de intereses privados.

Tercera revolución industrial tras el ferrocarril y la electricidad, la informática es la primera de las grandes tecnologías estructurantes no regulada por las autoridades. (...) Microsoft explica que no se le puede impedir evolucionar y, por tanto, ofrecer programas de acceso a Internet, sin penalizar al consumidor. Además, para Bill Gates, la competencia no está amenazada al bajar continuamente los precios. Para el Estado, esta batalla se enmarca en una nueva era de su lucha contra los monopolios. (...) Para sus responsables, el problema se ha desplazado. (. . . ) La cuestión de fondo del monopolio ya no es fijar los precios, sino un dominio del mercado tan abrumador que impida la aparición de otras nuevas tecnologías. (. . .) Microsoft es la punta de lanza de la supremacía de EE UU en esta industria. Pero los expertos están convencidos de que los tiempos han cambiado (. . .) y que estamos en presencia de un nuevo universo tecnológico, económico y de competencia, donde se aplican nuevas teorías. (. . .) El Estado debe velar para que el mercado tenga capacidad permanente de innovación. Y no debe ceder ante la vuelta de los viejos argumentos ultraliberales, que esconden el deseo de poder de alguno.

19 de mayo

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