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EE UU despide a Sinatra con un permanente festival de canciones y películas

Estados Unidos siguió ayer rindiendo homenaje a gran escala a Frank Sinatra, fallecido el viernes a los 82 años de edad. Mientras sus compatriotas despedían al «Viejo de los Ojos Azules» con música, películas y una sonrisa nostálgica, su familia preparaba un entierro privado en la californiana Cathedral City, cerca de Palm Springs. Y pedía que en vez de flores, los amigos y admiradores del cantante enviaran donativos a la Iglesia católica o a instituciones médicas y de atención a la infancia.

En blanco y negro. Así dijo adiós ayer The New York Times a Sinatra. Ese periódico, que desde hace meses sólo coloca en su primera página fotos en color, publicó en blanco y negro el retrato de La Voz. Con esmoquin, un vaso de whisky en una mano y los ojos semicerrados, Sinatra canta -una canción romántica, sin duda- ante un clásico micrófono de los años cincuenta.La de The New York Times no fue sólo una elección estética, sino una declaración de principios. Sinatra era uno de los últimos supervivientes de una generación de artistas populares norteamericanos que hizo buena parte de su carrera cuando el cine, la prensa y la televisión todavía eran en blanco y negro. ¿Quiénes van quedando tras las muertes, el año pasado, de James Stewart y Robert Mitchum y, el viernes, de Sinatra? Katharine Hepburn, 91 años; Gregory Peck, 82; Lauren Bacall, 72... y, si uno es un forofo del personaje, Bob Hope, 95. Elizabeth Taylor es de un tiempo intermedio, pero, pese a su juventud, 66 años, su salud es muy delicada.

Pero La Voz también merece el blanco y negro porque fue un tipo contradictorio -intérprete inigualable de temas sensibles y muy duro en el trato personal y los negocios-, y porque esa estética bicolor es la que se asocia al cine clásico de policías y ladrones. Y Sinatra, como destacaban ayer, siempre en un segundo plano, los medios norteamericanos, fue el amigo de mafiosos como Sam Giancana y uno de los promotores de la conversión de Las Vegas en el paraíso de los juegos de azar.

Complejidad

«Sinatra encarnó con los colores más oscuros y más brillantes toda la complejidad del ser humano», dijo Kitty Kelley, autora de His way (A su manera), la biografía no autorizada del cantante y actor. Pero Kelley acertó al añadir: «Sinatra, en cualquier caso, nos ha dejado como herencia la mejor parte de su personaje, su música». Recorrer ayer los miles de emisoras norteamericanas era pasar de New York, New York a Come fly with me ( Ven a volar conmigo), con paradas en May way (A mi manera), Strangers in the night (Extraños en la noche), Witchcraft (Brujerías) y los otros temas populares de Sinatra. Toda una nación despedía al hombre que le dio voz durante medio siglo escuchando sus canciones.En la noche del viernes al sábado, mientras los admiradores de Sinatra colocaban flores y velas en su estrella en el paseo de la Fama de Hollywood, Las Vegas le dijo adiós apagagando las luces del Strip durante un minuto, y Nueva York, tiñendo de azul el Empire State Building. Y ni qué decir tiene que los programas informativos seguían abriendo ayer con Sinatra. Las cadenas de televisión añadían programas especiales biográficos y emisión de sus películas, en particular la que le valió un Oscar: De aquí a la eternidad.

España y Francia despidieron con gran emoción a Lola Flores e Yves Montand, pero la singularidad de la respuesta de EE UU a la desaparición de La Voz es que aquí la cultura popular es vista sin complejos, como el principal elemento constitutivo de la cultura con mayúsculas y como una de las industrias más nobles y productivas a las que un ser humano puede dedicarse.

Divertir es una obligación en EE UU a la que no escapan ni los políticos, que en sus discursos deben hacer todo, incluido contar chistes, para que la audiencia no se largue. Sinatra fue durante medio siglo el «rey del entretenimiento», y en este país sólo los grandes soldados, inventores y empresarios pueden competir con alguien con semejante título. Nancy y Ronald Reagan emitieron el siguiente comunicado tras la muerte de La Voz: «El coro del cielo es hoy un poco más alegre y un poco más hermoso». Nadie rió en EE UU. En este país de creyentes, la mayoría ya ha colocado a Sinatra en el paraíso.

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