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VIROLOGÍA

El cerebro y los testículos, últimos reductos del virus del sida

La exitosa contraofensiva farmacológica de la terapia triple ha conseguido hacer retroceder al virus del sida a pasos agigantados. Gracias a ella la carga viral en la sangre de los infectados ha descendido a niveles casi imperceptibles. ¿Significa ello la desaparición definitiva del peligro? Desde hace meses se sabe que no, pues el VIH subsiste en sitios recónditos del organismo en donde los antivirales ven menguada su eficacia. Dos de sus principales escondrijos se hallan en el cerebro y los testículos, según reveló en Madrid la pasada semana Martin Markowitz, un científico considerado la mano derecha de David Ho, a su vez el padre del tratamiento de choque, invitado por la Fundación Glaxo Wellcome.El atrincheramiento del VIH en el cerebro y los testículos plantea un reto decisivo a la terapéutica. La combinación de antivirales ha logrado un descenso espectacular de la mortalidad y las infecciones oportunistas. Pero esos avances pueden resultar provisionales mientras existan santuarios para el virus, desde los cuales pueda invadir el organismo cuando se suspenda la medicación.

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Cautela frente a terapia precoz

Markowitz confesó que tanto él como David Ho, con quien trabaja en el Aaron Diamond Aids Research Center de Nueva York, se han ido percatando de las serias dificultades que interponen los reservorios a la erradicación del sida. Ese hallazgo les ha llevado a preconizar el mantenimiento indefinido del tratamiento, aunque la carga viral esté reducida a niveles apenas detectables.

El cerebro suscita problemas específicos, por cuanto investigar sus santuarios requiere el estudio y análisis de células cerebrales; y esas muestras únicamente se podrían recoger mediante autopsias de enfermos de sida, algo que presenta mayores dificultades de las previstas, comentó Markowitz, quien ha propuesto a las autoridades sanitarias de su país crear un registro de autopsias de esas características para facilitar el estudio de los reservorios cerebrales.

Ataque a mansalva

Mientras se progresa en el conocimiento de los santuarios, el investigador estadounidense propone dos abordajes complementarios a la triple terapia: uno de tipo inmunológico, consistente en estimular la respuesta inmune del paciente; y una segunda estrategia tendente a azuzar farmacológicamente al virus agazapado en sus santuarios, con el fin de obligarlo a salir de su latencia y exponerlo a la acción de los medicamentos antivirales.Junto a esos proyectos experimentales, Markowitz insiste en la necesidad de aplicar la triple terapia cuanto antes, vale decir, inmediatamente después que el paciente se ha infectado. El científico argumenta que «en esa fase inicial el sistema inmune del paciente se encuentra intacto y, por tanto, capaz de sumar sus propias defensas a la acción de los fármacos». Otra razón de la terapia precoz responde al criterio de no dar tiempo al surgimiento de resistencias a los medicamentos. «La aparición de resistencias a un inhibidor de la proteasa perjudicará la acción de los otros inhibidores que se administren posteriormente», apuntó Markowitz.

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