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Renault admite haber empleado 400 cadáveres en sus simulacros

La empresa defiende la mayor eficacia de usar cuerpos reales

El periódico londinense The Sunday Times publicó el domingo que Renault había utilizado cadáveres de bebés para sus estudios de seguridad ("accidentología", le llaman). La firma francesa de automóviles respondió ayer que, efectivamente, la informática y los maniquíes no son suficientes para hallar las mejores soluciones y que ha utilizado hasta ahora 400 cadáveres (dos de ellos, de bebés) en sus simulacros.

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"Los muñecos no pueden reemplazar totalmente el cuerpo humano en la simulación de accidentes", dijo un portavoz de la firma Renault, quien precisó que "Renault y Peugeot se sirven de esos experimentos, pero sobre todo de un banco de datos referidos a 18.000 accidentes de carretera". El responsable del CESAR (Centro de Estudios de Seguridad y de Analisis de Riesgos), profesor Claude Got, explicó por su parte que "desde hace 25 años el CESAR se ha servido en más de 400 ocasiones de cadáveres para su estudio de los accidentes". Claude Got añadió: "No sólo no nos avergonzamos de ello, sino que nos enorgullecemos de haber obtenido, dentro de un marco legal, una inmensa base de conocimiento bio-mecánico sobre la tolerancia humana al choque. Sin todos esos datos no habríamos podido hacer evolucionar las normas de cascos, de cinturones o de airbags- [globos de seguridad].

El auge del diseño informático ha permitido suprimir un buen número de experimentos con muñecos o cadáveres en el interior de vehículos, pero Ias pruebas con cuerpos humanos seguirán siendo necesarias porque con la informática lo controlamos todo, pero la realidad no puede controlarse".

El rotativo británico The Sunday Times afirmaba este domingo que Renault se había servido de cuerpos de bebés, un detalle que se ha conocido a raíz de los experimentos realizados para diseñar una nueva gama de sillas para niños que mejorarán sustancialmente la seguridad de los más pequeños en los nuevos modelos Clio, Mégane y Espace.

Claude Got quiso precisar ayer en qué circunstancias se utilizaron cuerpos de bebés. "En dos oportunidades hemos tenido esa posibilidad. En un caso fue una pareja de médicos la que entregó a la ciencia el cuerpo de su bebé, mientras que en el otro se trata del de un bebé que murió ahogado en el Sena en brazos de su madre suicida. Nadie reclamó el cuerpo del niño. Nos dijimos que esto correspondía a nuestra ética de médicos: si podemos mejorar la protección de los niños mejorando nuestros conocimientos, era ético someter el cuerpo a ese tipo de experimentos. Si pudiera hacerlo de nuevo mañana, volvería a hacerlo".

Las sillas especiales para niños pasaron primero a ser obligatorias y han mejorado sustancialmente gracias a estudios sobre accidentes. En 1993 la prensa alemana también inquietó a la opinión pública al describir los experimentos que hacía la Unívesidad de Heidelberg con los cadáveres. "Aceptamos que los cuerpos sean incinerados y destruidos dentro de un incinerador. En este tipo de discusiones nos movemos en el terreno del fantasma, de la representación. No tiene que ver con la religión, pues hay tantos creyentes como agnósticos o ateos entre los que entregan su cuerpo a la ciencia", dice Got.

"Es la falta de racionalidad en nuestra relación con la muerte la que lo impregna todo. En mi caso pienso que mi cuerpo, que sea abrasado o devorado por los gusanos... Prefiero que sirva para mejorar la seguridad de un vehículo, que sea utilizado en un test de accidente", concluye Got. Renault creó su laboratorio de investigación biomédica en 1954 y Peugeot se asoció a él hace unos diez años

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