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Clinton llega a Chile con el deseo de mejorar las relaciones con América Latina

Bill Clinton llega hoy a Chile con las manos atadas. El pasado noviembre, el Congreso de EE UU le negó permiso para negociar por su cuenta la integración del país andino en el Tratado de Libre Comercio (TLC) y acuerdos de libre comercio con otros Estados latinoamericanos. Pero, a mal tiempo buena cara, el presidente norteamericano seguirá predicando en Santiago de Chile la necesidad de convertir al comercio en el principal instrumento de reconciliación entre las Américas. Este viaje, que incluye dos primeros días de visita de Estado a Chile y un fin semana consagrado a la 11 Cumbre de las Américas, se produce poco después del efectuado por Clinton a África negra y antes de los que realizará en breve al Reino Unido -y quizá Irlanda- y China. Como sus predecesores, Clinton le ha encontrado el gusto a la po- lítica exterior en su segundo mandato presidencial. Como ellos, intenta tanto pasar a la historia como olvidarse de los problemas internos.

El Clinton que anoche salió de Washington en dirección al sur del continente respira mucho más tranquilo en lo relativo a los escándalos sexuales desde el archivo del caso Paula Jones. Pero hoy seguirá con atención las noticias de su país, donde Jones anunciará si recurre o no la decisión judicial.

En cuanto a su acción en América Latina, Clinton está maniatado desde que el Congreso -incluidos la mayoría de sus correligionarios demócratas- le negara el privilegio denominado fast track o vía rápida. El fast track supone que el Congreso renuncia al derecho a enmendar tratados suscritos por el presidente, que sólo puede aprobar o rechazar en bloque.

Clinton pensaba usar el fast track para negociar con Chile su adhesión al TLC, constituido en la actualidad por EE UU, Canadá y México. Y también para Firmar acuerdos de libre comercio con el máximo número posible de países latinoamericanos. Pretendía así empezar a materializar la zona de libre comercio continental para el año 2005 diseñada en la I Cumbre de las Américas, realizada en Miami en 1994.

Pero, según Mack McLarty, asesor de Clinton para asuntos latinoamericanos, la falta de la vía rápida no impedirá que EE UU y los otros países del continente hagan "progresos significativos" en la cumbre del fin de semana en dirección al objetivo marcado en Miami. La cumbre, según McLarty, pretende "enraizar" la extensión de la democracia por la práctica totalidad del continente, "una revolución tranquila de alcance tan profundo como la caída del muro de Berlín".

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