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La crítica descalifica el debú de Tarantino como actor en Broadway

El cineasta actúa en una obra teatral de Frederick Knott

Si hay algo peor que un sangriento asesino a sueldo, es un crítico teatral de la prensa neoyorquina. Esta es la lección que está aprendiendo estos días Quentin Tarantino, que acaba de debutar en el teatro de Broadway con un papel importante en la obra de Frederick Knott Wait until dark. El paso de Tarantino al teatro, que no es ni mucho menos definitivo, vino precedido de una tormentosa pretemporada de la mencionada obra en Boston, donde la crítica dijo entre otras cosas que el director de Pulp Fiction "resulta tan amenazador en su papel como Daniel el Travieso". El cineasta californiano interpreta a un traficante de drogas que acosa a una mujer ciega en su casa (Marisa Tomei), creyendo que alguien ha escondido allí un alijo de heroína. Esta obra fue adaptada al cine en 1967 por Terence Young, con Audrey Hepburn en el papel principal y Alan Arkin en el rol que ahora intenta Quentin Tarantino.En una crítica devastadora, Ben Brantley acaba de escribir en The New York Times que "Tarantino sólo resulta amenazador para el guión de Knott". Al crítico de ese diario, conocido por llevar a la ruina a cualquier producción que se le ponga entre ceja y ceja, le llama la atención que sea precisamente el duro de Tarantino quien quite a la obra toda la tensión que la caracteriza, con una actitud de duro tan inverosímil como insoportable. "Más que actuar, Tarantino se dedica a pasar el rato" sobre el escenario, indica Brantley. En similares términos se han explayado los comentaristas del resto de la prensa neoyorquina. "Tarantino es mejor de lo que me esperaba", escribió Clive Barnes en The New York Post. "Tan sólo es terrible". Sin embargo, la revista Variety da el aprobado por los pelos a Tarantino y hace pensar en por qué se está produciendo en EE UU este apaleamiento brutal y aparentemente innecesario del director en los últimos tiempos.

Las grandes estrellas que debutan o hacen su reentrada en el teatro neoyorquino suelen tener un doble examen que pasar, pues de entrada se considera que su casting es una mezcla de mercadotecnia y vanidad personal. El mes pasado, Alec Baldwin y Angela Bassett fueron fríamente recibidos por la crítica en una nueva versión de Macbeth que se definió como carente de la menor química.

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