El artista Wolf Vostell, creador del museo de Malpartida, muere en Berlín a los 66 años
Para el cofundador de Fluxus, Los Barruecos es el marco ideal para el arte conceptual
Wolf Vostell, el cofundador junto a Paik del movimiento Fluxus-Happeng y creador del museo que lleva su nombre en Malpartida de Cáceres, falleció el viernes en Berlín a los 66 años. En las últimas semanas había inquietud en el círculo extremeño del artista alemán porque se temió, como así ha sucedido, que Vostell no pudiera estar presente en dos acontecimientos importantes que tenían al artista como protagonista: la exposición Shoak 1492-1945, inaugurada el pasado jueves en el MEIAC de Badajoz, y la puesta en marcha en mayo de una nueva fase del Museo Vostell de Malpartida de Cáceres.
Nacido en 1932 en Colonia-Leverkusen, Vostell tuvo su primer contacto con España en 1958 cuando se desplazó a nuestro país para estudiar a Goya y Zurbarán. Venía marcado también por la visión que en París le produjo el cortometraje de Buñuel Tierra sin pan. El viaje cambió por completo su vida: "Me enamoré de España, de Extremadura, de Mercedes, de la historia del arte español y del carácter dulce y tolerante de la gente humilde", dijo en cierta ocasión. Ese mismo año realizó una exposición individual en Cáceres, pero su contacto con España en general y con Extremadura de forma particular se interrumpió hasta 1974.Descubrió entonces en Malpartida de Cáceres, a 15 kilómetros de la capital, Los Barruecos, un valle de bloques graníticos: "La casualidad me llevó a Malpartida de Cáceres, donde las piedras me decían: haz algo aquí. Me enamoré entonces también de Los Barruecos, declaré aquella zona obra de arte de la naturaleza. Marco ideal para el arte conceptual. Comencé a desarrollar la idea de un museo destinado al arte Happeng y Fluxus", escribió en el catálogo del museo que lleva su nombre.
Paso previo fueron unas cuantas obras suyas creadas al aire libre en ese paisaje de rocas, cigüeñas y silencio. La Extrema dura rural se conmovió en 1976 con su obra VOAEX. Un Cadillac empotrado en un bloque de cemento parecía entrar en confrontación directa con un paisaje que sólo visitaban hasta entonces los pastores con sus ovejas, los pescadores nativos del lugar y algún perdido caminante. Poco después, siempre con el apoyo de los regidores locales, el museo empezó a surgir en El Lavadero, un edificio en ruinas que tuvo su esplendor en el pasado siglo. El museo padeció constantes infortunios hasta que la Junta de Extremadura dio su respaldo.
El pasado jueves se inauguró en el Museo Extremeño Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz una muestra en torno a su obra Shoah 1492-1945, un alegato contra la expulsión de los judíos o los Reyes Católicos y el holocausto nazi, y en mayo estaba prevista la inauguración de una nueva fase de su museo de Malpartida de Cáceres con una colección Fluxus de Gino di Maggio.
Babelia
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