La mayoría de los 11 países deberán esforzarse más para reducir la deuda
El listón para acceder al euro puede considerarse como una prueba superada por 11 países de la UE, aunque todos tendrán que aplicarse en la política fiscal para mantener sus posiciones o mejorarlas en el futuro, y la mayoría deberán hacer esfuerzos añadidos para reducir su deuda pública por debajo del 60% del producto interior bruto (PIB) en un plazo «apropiado». Es uno de los mensajes del informe del Instituto Monetario Europeo (IME), dado a conocer ayer por su presidente, Will Duisenberg.
Junto con el informe de la Comisión Europea, presentado simultáneamente en Bruselas, el documento del IME es uno de los dos pilares para las decisiones que los líderes de la UE tomarán a principios de mayo sobre los países que se incorporarán a la tercera fase de la moneda única en enero de 1999. Ambos documentos utilizan las mismas cifras estadísticas, pero el IME aborda además asuntos legales como la adaptación de los estatutos de los bancos centrales nacionales a los requerimientos que impone la creación del Banco Central Europeo.
El principal desafío ahora para los países que han saltado con éxito el primer listón es el «mantenimiento» (o perdurabilidad) y mejora de lo alcanzado, mediante políticas que no se limitan sólo a la disciplina fiscal y financiera, sino que deben ir más allá y que implican medidas estructurales para abordar tres problemas: las altas cifras de desempleo, el envejecimiento de la población y el alto endeudamiento.
Los ajustes que se han registrado tienen que ir más lejos, señala el informe, que recomienda «políticas correctivas, decididas y sostenidas, de naturaleza estructural» en la «mayoría de los países». Estas políticas deben servir para combatir el paro elevado y persistente, los factores demográficos que lastran el gasto público y el alto nivel de deuda de muchos Estados.
Las altas tasas de paro no son «sostenibles» a largo plazo, señala el informe. Por su parte, Duisenberg, que atribuyó el paro a factores estructurales en un 80%, recomendó ayer mayor flexibilidad en los mercados laborales nacionales y moderación salarial.
La discusión sobre los plazos necesarios para reducir la deuda pública ha sido la parte más espinosa del informe, que se limita a recomendar su reducción en plazos «apropiados» sin querer definir cualitativamente qué se entiende por tales. En opinión de Duisenberg, el IME es en este caso «el fiscal pero no el juez».
En dos de los 11 países que se clasifican para la tercera fase (Italia y Bélgica), las deudas públicas están por encima del 100% del PIB. Para los países que tienen déficit comprendidos entre el 60% y el 80% del PIB, caso de España, Duisenberg pronosticó que no será muy difícil situarse por debajo del 60% del PIB. El presidente del IME no consideró pertinente la introducción de sanciones para los países que se mantienen por encima de los criterios de la deuda, dada la existencia de un pacto de estabilidad.
El informe advierte que para asegurar un saneamiento presupuestario «perdurable» no son suficientes las medidas que tienen un efecto temporal. Varios países, incluida Alemania, recurrieron a medidas de este tipo en 1997, lo que según el IME ha complicado la valoración de la política fiscal.
En su apartado dedicado a España, el informe señala que hay pocos indicios de presión inflacionista sobre la peseta, una moneda que se ha mantenido estable y no ha tenido que recurrir a medidas de apoyo para mantener su tipo de cambio.
En lo que se refiere a la deuda pública, si se cumple la previsión de equilibrio fiscal para 1998 y un presupuesto equilibrado después, la tasa de la deuda se reducirá por debajo del 60% del PIB en el año 2001. El informe señala que el pacto de estabilidad, en el caso de España, requiere como objetivo a medio plazo una posición presupuestaria cercana al equilibrio o al superávit.
Duisenberg, además, afirmó que el informe sobre el euro del Bundesbank deberá ser similar al del IME, informa France Presse. El banco federal alemán debe hacer público el próximo viernes una evaluación de la convergencia. Este estudio, solicitado por el canciller Helmut Kohl, será discutido ese mismo día por el Consejo de Ministros alemán. Según el presidente del IME, el informe del Bundesbank se situará en la misma línea que el publicado por el banco central de los Países Bajos, que «difiere ligeramente y sólo en puntos menores» del IME.
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