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HACIA LA MONEDA ÚNICA

Augurio de una aceleración del crecimiento por encima del 3%

Xavier Vidal-Folch

"Ni siquiera nuevos impactos [negativos] de la situación asiática deberían afectar" a las previsiones de "refórzamiento y amplíación de la reactivación" económica, y "si la proximidad de la unión monetaria consolida aún más la confianza, el relanzamiento podría ser incluso más dinámico del previsto", cifrado en un aumento del producto interior bruto (PIB) comunitario del 2,8% para este año y del 3% para 1999.

Con este pletórico colofón acaba el informe sobre Previsiones económicas de primavera hecho público ayer por la Comisión Europea, junto al informe de convergencia en el que reparte el aprobado a los 11 candidatos que aspiraban a integrarse en el grupo de cabeza del euro. Las previsiones de crecimiento se han reducido ligeramente para el bienio 1998-1999 en relación con las publicadas el pasado otoño, a causa de la crisis asiática y de la lentitud del despertar económico en Alemania.

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Pero Bruselas resta nuevamente toda importancia a las turbulencias asiáticas, recordando que las exportaciones europeas a esa zona sólo alcanzan el 2,4% del PIB europeo, con una merma sobre los flujos comerciales de únicamente tres décimas. Además, lo comido por lo servido: la crisis del Sureste asiático ha reducido los precios de los productos importados de allí, facilitando el control de la inflación; y los créditos de los bancos europeos son importantes, pero parecen "digeribles".

Crecimiento y empleo

El informe pronostica un crecimiento sostenido basado en tres factores: el. impulso exportador (que reducirá su velocidad del 9,3% en 1997 al 7% este año), el modesto pero sólido aumento del consumo privado (que se encaramará al 2% en 1998 y al 2,6% en 1999) y el incremento de la inversión privada (que de un aumento del 4,4% en 1997 subirá al 6,4% en 1998 y al 7% en 1999).Este idílico paisaje conllevaría un crecimiento del empleo (del 0,4% en 1997 al 0,8% este año y al 1,1% en 1999), con unos 3,4 millones de nuevos empleos entre 1997 y 1999. Aunque -por los factores demográficos- el paro sólo se reducirá unas décimas. Del 11% de la población activa en 1996 pasó al 10,7% en 1997, llegará al 10,2% este año y al 9,8% en 1999.

El comisario Yves-Thibault de Silguy consideró que el margen de tres puntos de crecimiento del PIB y dos puntos de aumento de la productividad puede destinarse íntegramente a crear más empleos. Pero le corrigió el presidente Jacques Santer. Reclamó que se destine el máximo margen posible a reducir todo lo posible el déficit, en la perspectiva de unos presupuestos equilibrados, con déficit cero. "No debemos abandonar los esfuerzos de convergencia", subrayó.

Al final, no quedó clara la posición de Bruselas en uno u otro sentido. Los dos se enzarzaron, argumentando que el saneamiento de las finanzas públicas de ninguna manera contradice la creación de empleo.

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