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Bruselas congela las ayudas al aceite y al vino, además de reducir las de frutas y hortalizas

La Comisión Europea se resiste a aumentar las ayudas al aceite de oliva y a no reducir las destinadas a frutas y hortalizas como tiene previsto en sus planes para el periodo 2000- 2006. Ese rigor presupuestario, que peijudica los intereses españoles, contrasta con los seis billones de pesetas que dejará en reserva durante el citado periodo y con el hecho de que los grandes productos continentales, que pasarán del 60% al 68% del presupuesto. Los mediterráneos, en cambio, se reducirán del 15,2% al 13%. Esos desequilibrios son los que intentarán corregir entre hoy y mañana los dos comisarios españoles.

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La propuesta de Franz Fischler "no sólo mantiene el desequilibrio entre el norte y el sur, sino que incrementa la desproporción existente de forma excesiva y contrasta con la enorme reserva anual", se opina en los gabinetes de los comisarios españoles. "Es una propuesta desequilibrada y discriminatoria", manifestó la ministra española de Agricultura, Loyola de Palacio.La reforma de las subvenciones agrícolas y de los fondos estructurales para el período 2000-2006 enfrenta a la Unión Europea entre ricos y pobres, entre norte y sur. Una frontera que quedó ayer reflejada en el crispado debate vivido desde las 11 de la mañana hasta las 22.45 horas -que se cerró sin avances sustanciales- entre los jefes de gabinete de los comisarios. Ellos han de dar luz verde a las propuestas definitivas que entre hoy y mañana estudiará y aprobará el Colegio de Comisarios.

Las cifras propuestas por el comisario Franz Fischler son, en esta guerra, muy poco imparciales y se inclinan abiertamente en favor del norte. Fischler propone que la Comisión Europea destine 24.330 millones de ecus (4,06 billones de pe setas) a los tres grandes cultivos continentales: cereales (16.850 millones de ecus), leche (2.780) y carne (4.700).

En el año 2006, esos tres sectores tienen asignados 31.730 millones de ecus, por lo que su peso en el presupuesto agrícola pasará del 60% al 68%. El presupuesto de ayudas asciende a 42.650 millones de ecus (7,1 billones de pesetas) en el 2000 y a 49.360 (8,2 billones de pesetas) en el 2006. Para los productos mediterráneos las cifras son raquíticas. Justo 6.100 millones de ecus (1,01 billones de pesetas) en el año 2000, de los que 2.340 son para el aceite de oliva, 800 para el vino, 1.020 para el tabaco y 1.940 para frutas y hortalizas. Para los tres primeros tipos de cultivos la cifra se mantiene congelada hasta el año 2006. Para las frutas y hortalizas incluso se recorta (1.890 millones de ecus).

Reserva habitual

Fischler considera imposible aumentar las ayudas al aceite, pero la habitual reserva (parte del presupuesto que se deja sin asignar para cubrir eventualidades, como la crisis de las vacas locas) pasará de 4.290 millones de ecus en el año 2000 a 9.660 millones en el año 2006. Durante todo el periodo, la reserva se eleva a 36.616 millones de ecus (más de 6 billones de pesetas).Romper con ese desequilibrio es el objetivo que se han planteado los dos comisarios españoles, Marcelino Oreja y Manuel Marín, y otros sureños, para la macroreunión del Colegio de Comisarios, que debe aprobar todas estas cifras. Pero el aperitivo de ayer, la reunión de los jefes de gabinete de todos los comisarios, es un primer indicio de que los países del norte no quieren ceder.

Mientras, la ministra española de Agricultura, Loyola de Palacio, volvió ayer a desenterrar el hacha de guerra contra el austriaco Franz Fischler y se acercó al Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea con las 300.000 firmas que los agricultores y ciudadanos jienenses han ido recogiendo en las últimas semanas para presionar al Gobierno a fin de que logre un buen acuerdo en Bruselas. El hecho es que la ministra ha convertido las firmas en una especie de instrumento de apoyo personal para ella. Sin embargo, Loyola De Palacio no logró siquiera entrevistarse con Fischler, aunque restó importancia a este desdén del comisario austriaco porque "el comisario europeo", aseguró, "ya conoce a la perfección la opinión de España sobre la reforma del aceite de oliva". Pero la ministra eludió apelar a los vetos.

Reconoció que esa posibilidad es imposible en el caso del aceite porque su reforma se vota por mayoría cualificada, y dejó la puerta abierta a la artillería pesada, una amenaza general contra las decisiones que se toman por unanimidad: "No se descarta ninguna medida", dijo.

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