Nacionalismo

Cuando se había conseguido expulsar al nacionalismo del teatro, reaparece en fragmentos. Estamos en la enfermedad infantil de las autonomías, y la producción artística sufre el sarampión. El Centro Andaluz de Teatro tiene que producir teatro andaluz: si no lo hay, se inventa. Quizá sea peor que para justificar un teatro catalán se acuda a situaciones menores, como puede ser la del Auca del senyor Esteve, de Rusiñol. Quizá ésta sea una cuestión de envergadura mayor para plantearla aquí, pero no está desplazada: Madre Caballo es una obra para justificar la existencia del Centro Dramático Andaluz. Se dice homenaje a Bertolt Brecht, por Madre Coraje: pero Bertolt Brecht era universalista, y su Madre... era el pueblo que tiraba del pesado carro por la Europa de las largas guerras de los señores, gastando en ello su vida, dejando atrás sus muertos; y esta Madre Caballo que tira de su furgoneta con el contrabando de la droga -el caballo- no tiene hálito. Aunque se lo dé Terele Pávez al interpretar esta figura de tragedia del estrecho de Gibraltar. Los personajes de Carmen: contrabandistas, civiles, el sargento, gitanos; y los de Lorca. El coro de cante y baile, de palmeros y guitarra: lo más auténtico, lo más bello, con la guitarra de Tomatito y la voz de La Bruja (Inmaculada Pérez). No es tema malo ni exagerado: pero la aproximación al conjunto de tragedias del Estrecho parece que necesita un tratamiento menos folclórico y más serio- Con un homenaje a Brecht, otro a Merimée y otro a Lorca, no se consigue una obra de teatro singular.La labor que ha hecho Emilio Hernández como director del Centro Dramático Andaluz parece estar bien cumplida en la creación de una compañía numerosa que hace un trabajo de conjunto. Su trabajo como director de esta obra sea quizá excesivo al elevar el gesto, el grito; y al querer hacer andalucismo. Entiendo que una cosa es ser andaluz y otra ser andalucista, lo cual. se puede aplicar a todo: los -ismos son, generalmente, peligrosos y deformadores. Andalucía produce un enorme arte desde mucho antes de que se institucionalizara; las instituciones sólo pueden y deben propagar lo que nace y es por sí mismo. Esto vale para los ministerios de Cultura, estatales o regionales, cuya labor es estar siempre por debajo de la cultura de un país; y cuya mejor labor, aún, sería desaparecer.