Fallece el fotógrafo Francesc Catalá Roca

Francesc Catalá Roca falleció ayer en Barcelona, a los 75 años, y se cierra de esta forma una de las páginas más importantes de la historia de la fotografía en blanco y negro en España. Enfermo de diabetes desde hacía años y después de haber superado tres infartos y la amputación de una pierna, el fotógrafo mantuvo intactas hasta el último momento la curiosidad y la lucidez que le convirtieron en uno de los grandes artistas y documentalistas de la España de esta segunda mitad de siglo. "Ha sido el padre o el abuelo de gran parte de los fotógrafos españoles que estamos en activo, y siempre nos brindó su ayuda y apoyo", señaló ayer el fotógrafo Pere Formiguera.

A este artista amigo de artistas, la muerte le sobrevino ayer hacia la una del mediodía, acompañado de uno de sus dos hijos, mientras dormitaba plácidamente esperando la hora de comer en la residencia geriátrica en la que se encontraba ingresado desde el pasado mes de diciembre. El próximo 19 de marzo habría cumplido 76 años. A primera hora de esta tarde se abrirá la capilla ardiente con sus restos en el tanatorio del cementerio de Collserola (Barcelona), en donde será incinerado mañana a las 13.10 horas.Francesc Catalá Roca (Valls, Tarragona, 1922) se había criado con el blanco y negro y con él alcanzó sus máximas cotas expresivas, aunque también realizó diversos trabajos en color. "El blanco y negro será en el futuro como el latín en las lenguas actuales", repetía constantemente en sus entrevistas. Decía que Picasso había pintado el Guernica en blanco y negro porque su visión de la guerra la había captado a través de los noticiarlos de la prensa. Su reticencia al color fue vencida finalmente y llegó a reconocer que se sentía feliz de haber conocido los dos lenguajes. "En un futuro no todo el mundo podrá decir lo mismo", afirmaba.

La carrera de Catalá Roca empezó como ayudante de su padre, Pere Catalá Pie, un prestigioso retratista de Valls que, intuyendo que la fotografía publicitaria abría un, nuevo campo en su oficio, se trasladó a Barcelona en 1935. Trabajó con su padre de los 13 a los 25 años, edad en la que decidió independizarse, y fue a través de él que conoció los movimientos de vanguardia catalanes de antes de la guerra, como el GATCPAC, lo que le convirtió posteriormente en un puente entre la fotografía de vanguardia de la preguerra y la fotografía documental de los años cincuenta y sesenta. Participó en todas las actividades del Grupo R, agrupación creada en Barcelona en los años cincuenta que reunía, entre otros, a los arquitectos Antoni de Moragas Gallisá y Oriol Bohigas. Entre sus muchos galardones, figura el Premio Nacional de Artes Plásticas,en 1983.

Documentos y retratos

Catalá Roca cultivó todos los géneros: publicidad, fotografía turística, estampas taurinas, reportajes..., si bien es conocido principalmente por las imágenes documentales de la España de los años cincuenta y sesenta y por los numerosos retratos de artistas o intelectuales de la época. En su archivo figuran más de 300.000 negativos que dan fe de la diversidad, complejidad y riqueza de sus trabajos. En 1951 realizó su primera película documental, La Ciudad Condal en otoño, y continuó cultivando esta disciplina en diversas ocasiones en forma de reportaje, dedicado, en los últimos años, a mostrar el trabajo de varios artistas, entre ellos Miró y Chillida.Una de sus pasiones era captar el ritmo de las ciudades, que se concretaba después en libros de fotografías urbanas.El retrato también fue otro de sus centros de interés, y ante su cámara desfilaron, entre otros muchos, Jean Cocteau, Ernest Hemingway, Louis Armstrong, Yves Cousteau, Charlie Rivel, Salvador Dalí y, sobre todo, su amigo Joan Miró.

La principal cualidad artística de Catalá Roca fue su capacidad de percibir muchos de los momentos que más tarde serían reivindicados por la historia. Algunos de estos instantes los pasó junto a Miró,artista del que captó su espíritu como nadie.