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13 artistas portugueses utilizan la fotografía como un 'observatorio'

La exposición madrileña contrasta la realidad y la practica artística

Observatorio. Fotografía portuguesa contemporánea es una exposición atípica. Los 13 artistas incluidos en la muestra no son lo que suele llamarse fotógrafos profesionales. Son artistas plásticos que en esta ocasión han echado mano de la fotografía o el vídeo para crear unas obras singulares. La muestra, que se exhibe en la sala de exposiciones del Canal de Isabel II (Santa Engracia, 125), en Madrid, puede ser visitada hasta el 23 de marzo.

Tanto para el comisario Joâo Pinharada como para el coordinador de la exposición Observatorio. Fotografía portuguesa contemporánéa, el término observatorio nada tiene que ver con un edificio dotado de telescopios aptos para el estudio de la bóveda celeste; tampoco con una torre vigía ubicada en torre de un castillo o un bosque desde donde se un paisaje.Con esta perspectiva justifican el genérico de esta muestra con el uso dado al término en Portugal, donde observatorio equivale a un grupo de trabajo consultivo. Está constituido por un grupo de especialistas encargado de estudiar un aspecto de la sociedad para obtener unas conclusiones y transmitirlas a los responsables oficiales a fin de que sirva de apoyo de sus resoluciones.

Para ellos, la fotografía o la videografía son las disciplinas más aptas que sirven de enlace entre lo real con la práctica artística, y ello refuerza el amparo que le han dado colectivamente a sus trabajos bajo el título Observatorio. La mayoría de los 13 artistas que participan en la exposición no son fotógrafos en sentido estricto, sino que, provenientes de otras áreas plásticas, recurren al medio para hacer un uso inhabitual de la cámara.

De entrada, un buen número concibe la instantánea como un elemento estático del vídeo, cuando no lo identifican con este sistema de captación de imágenes. En su país, a algunos se les conoce mejor por su actividad de pintores, escultores, performers, realizadores de instalaciones multimedia..., pero aquí, por el contrario, se enfrentan con la fotografía pura y dura. Y como resultado global nos presenta una diversidad de propuestas sin otro denominador común que el edificio que las alberga y la nacionalidad de cada uno de ellos.

Ojos de cristal

Así podría servir de referente la obra de Joâo Mota, un artista plástico y literato que recurre a la cámara para dejar constancia de sus instalaciones tridimensionales o, en este caso, para realizar una galería de personajes a base de retratos de un mismo individuo -en cuya mirada ha clavado un par de ojos de cristal de los usados en juguetería para las muñecas- con la intencionalidad de construir visualmente una serie de cuentos morales en los que el protagonista manifiesta diferentes personalidades. O a la de Fernanda Fragateiro (que actualmente cuenta con exposición individual en la galería Elba Benítez, de Madrid), que ha constuido una pieza de corte conceptual con imágenes ajenas recuperadas para las paredes de antiguo depósito de agua del Canal a las que hay que ver mediante un espejo.Los registros más fuertes de toda la colección pertenecen a Luis Campos, que reflejan los rostros de enfermos terminales, contrapunto de la pieza que cuelga en gran formato panorámico (Transurbana, 1996), reproducido sobre soporte de aluminio. Los trabajos de Manuel Valente Salas en la serie Hotel Europa mezclan, también en clave conceptual, fotografía subjetiva y mapas de África con la intención de simbolizar la forma con la que el Viejo Continente colonizó África. Del resto se encargan unas imprecisas reflexiones poéticas escritas sobre las fotos.

En esta onda se hizo el cartel de la exposición en Portugal, colocado en vallas, cabinas, aeropuertos, en donde se indicaba el número telefónico y el de acceso a Internet de una presunta línea caliente que no tenía otro terminal que un contestador -de sondeo publicitario- que tuvieron que desconectar por la saturación de llamadas.

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