'Ayer y hoy' reúne las vivencias de Pío Baroja durante su exilio
Ayer y hoy, de Pío Baroja, se acaba de publicar en España por primera vez, como un volumen más de las memorias del escritor vasco que, como el resto de su obra, edita Caro Raggio. Se trata de un volumen de recuerdos y de artículos que Baroja escribe en los primeros meses de la guerra civil y del que sólo existían dos ediciones, ambas en Chile, una de 1939 y la otra de un año después. Las circunstancias del intento de fusilamiento del escritor a manos de una partida de requetés, en los primeros días de la rebelión militar y, posteriormente, ya desde el exilio parisiense, los artículos que publicara para el diario La Nación, de Buenos Aires,conforman este libro.
Estas circuntancias las recordó ayer por la tarde, en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, el escritor Miguel Sánchez-Ostiz, quien, junto a Pío Caro Baroja, presentó Ayer y hoy. "Juzgara Baroja sin tener en cuenta el momento que le tocó vivir es una insoportable vileza", señaló Sánchez-Ostiz, quien arremetió contra tantos que, hurgando en páginas de este libro ("un libro escrito a pie de obra, en los meses terribles del 36 y del 37", subrayó), "han tachado a Baroja de fascista y esto, con el libro en la mano, leyéndolo de cabo a rabo, no se puede sostener". Hay que ponerse, insistió Sánchez Ostiz, en ese momento, con un Baroja que a punto está de ser fusilado, que cruza a pie la frontera gracias a la colaboración generosa de un carabinero y que, con 63 años, se instala en París "solo, desengañado, agraviado y sin un duro".
Individualismo
El libro tiene dos partes claramente diferenciadas: la primera, más autobiográfica, es una crónica directa, impresionista, de lo vivido por él en los primeros momentos de la sublevación; la segunda está compuesta por los artículos periodísticos que iba mandando a Buenos Aires. "Estos artículos son de muy distinta factura y de muy distinto interés. En ellos Baroja hace gala de su antipatía y profesión de fe de su feroz individualismo".No quiere estar ni con unos ni con otros (como diría Unamuno, " ni con hunos ni con hotros"), no quiere ser ni verdugo ni víctima."Y esto", añadió Sánchez-Ostiz, "era comprometido, para él y para su familia, y Baroja vuelca su encono y su violencia, hay pasajes sobrecogedores". Son los que se han subrayado con lápiz rojo. "A mí no me cabe duda de que Baroja en ese momento es partidario de una dictadura militar y laica. Pero no hay que hacerle un juicio severísimo por ello. Hay otros pasajes en este libro en los que se muestra la zozobra de un hombre que creía en la vida, y hay que entender a ese hombre en su drama".
Para Sánchez-Ostiz, que se felicitó por esta necesaria pero tardía publicación en España de un libro de Baroja que faltaba, el testirnonio de Baroja "es demasiado complejo como para tratarlo a golpe de dialéctica. Es un libro muy duro, cuesta compartir sus ideas; pero Baroja es un escritor extraviado en una época convulsa. Un hombre que defiende, como puede, su individualismo".
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