_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa y Argelia

ARGELIA SE está convirtiendo en el principal problema exterior de la Unión Europea. Por la gravedad del drama, porque ocurre a sus puertas, porque millones de argelinos viven en sus países. Los ministros de Asuntos Exteriores se reúnen el lunes en Bruselas para abordarlo. Es de esperar que disipen la sensación de farsa que ha producido la última visita relámpago -22 horas- y sin libertad de movimientos de la troika comunitaria a Argel. Una visita que parece haber servido más a los propósitos del Gobierno argelino que a los de la UE.Hay que reconocer que la Unión tiene pocas palancas de presión sobre Argelia, cuya economía puede crecer este año al 5%, en parte gracias a la dependencia europea del gas y el petróleo argelinos. Pero la aparente impotencia de la UE se ve acrecentada por la actual composición de la troika: el Reino Unido, Luxemburgo y Austria no son un trío ducho en materias argelinas, aunque se sirvan del apoyo del español Manuel Marín, vicepresidente de la Comisión Europea. Son Francia, España e Italia -y, por supuesto, Estados Unidos- los países que conocen más de cerca la realidad argelina, aunque han perdido autonomía, individual y colectivamente, en su política frente a Argel.

Pese a las dificultades, la UE debe seguir intentando comprometer al régimen argelino en una relación constructiva, Las medidas políticas que baraja la UE -desarrollar un diálogo político con Argel que incluya el terrorismo y los derechos humanos o reabrir la representación de la Comisión allí- podrían constituir un punto de partida, no de llegada. Este diálogo no se puede limitar al Gobierno, sino que ha de abarcar a la oposición, incluidos los movimientos islamistas moderados, especialmente el FIS, aunque no se sepa qué representa el Frente Islámico de Salvación en la actualidad. En todo caso, debe impulsar la apertura del régimen hacia un mayor pluralismo. Es condición necesaria -aunque, probablemente, no suficiente- para acabar con el terrorismo.

¿Qué terrorismo? Desde luego, el que practican los islamistas violentos como el Grupo Islámico Armado (GIA). Pero el propio régimen argelino debería contribuir a disipar las dudas sobre una guerra sucia por parte de los aparatos del Estado. Naturalmente, no resulta diplomáticamente viable descargar sobre el Gobierno la carga de la prueba de su inocencia. No obstante, debería al menos abrir el país a una inspección de la ONU, a los periodistas extranjeros y a las organizaciones no gubernamentales: el drama argelino requiere de injerencia exterior, diplomática, humanitaria. Pero sobre todo requiere transparencia. Así podría llegar a conocerse la realidad de unos hechos que, según las cifras oficiales -seguramente minimizadas-, han costado la vida al menos a 26.000 personas desde 1992 hasta el comienzo de este mes del Ramadán, durante el que han podido morir otras 2.000 en crueles matanzas y atentados. El Gobierno, sin embargo, sigue asegurando que el terrorismo está siendo derrotado.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Sólo si se despeja esta tremenda duda que lleva pesando desde hace meses sobre el crédito del poder argelino podrán plantearse los europeos ayudar al Gobierno a combatir el terrorismo, aportando inteligencia y medios que pudieran servir para localizar a los asesinos. Claro está que Argel podría pedir también que Europa no se convirtiera en refugio para los terroristas. Pero dicha ayuda sólo estará legitimada si la UE establece un mecanismo de observación permanente e informa públicamente de la situación. En una fase posterior, y ante las carencias mediterráneas de la actual troika comunitaria, los ministros no deberían descartar para el caso argelino la creación de una figura que ha dado ciertos resultados en Bosnia o en Oriente Próximo: un alto representante que condujera el diálogo en profundidad intentando ganarse la confianza de todas las partes.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_