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Arriba el telón

La Zarzuela levanta de nuevo el telón. Ésa es la primera y gran noticia de un teatro sobre el que han corrido mil inciertos rumores de pintorescas utilizaciones y hasta de cierre. Empiezan con Chueca en un programa doble formado por El chaleco blanco y la popular Gran Vía, a la que Adolfo Marsillach da un aire de variedades arrevistadas. Barbieri con El barberillo de Lavapiés y Vives con Doña Francisquita son, junto a Chueca, los pilares de una programación en la que tienen cabida una selección de tonadillas escénicas del XVIII y una ópera española de Bretón. Los recitales líricos empiezan con José van Dam, una garantía, y en ellos participan desde Kasarova hasta María Bayo. Un punto importante, asimismo, es la continuidad de las actividades para jóvenes.La segunda temporada es más ambiciosa y los grandes títulos del género lírico español se ven acompañados por óperas barrocas y contemporáneas, desde Monteverdi hasta Britten, y también con algunos talleres de interpretación con Zedda, Kabaivanska, Domingo y Sagi. La gran apuesta de La Zarzuela es encontrar un hueco para un público joven y popular, mostrando con fantasía y rigor lo que da de sí el género lírico español y propiciando nuevas miradas hacia unas óperas intimistas y actuales que el Real probablemente nunca va a ofrecer. Es un reto fuerte el que afrontan. Se les ve pisando fuerte, pero van a necesitar toda la imaginación para sacar adelante, a la altura que de ellos se espera, todos sus ilusionados proyectos.J. Á. VELA DEL CAMPO

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La Zarzuela se renueva volviendo a sus raíces
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