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EL hispanista Ian Gibson afirma que "la derecha no puede amar a Lorca"

Se publica una versión actualizada de su biografía del poeta

Amelia Castilla

Cuesta creer que Ian Gibson (Dublín, 1939) haya puesto punto final a sus investigaciones sobre Federico García Lorca. Le aterra pensar que han pasado 40 años desde que leyó el primer poema del poeta granadino: "Está dentro de mí, es carne de mi carne. Él ha sido mi vida y mi vocación" aseguró ayer el hispanista a su paso por Madrid para promocionar Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca (Plaza y Janés), una versión actualizada de su anterior biografía publicada por Grijalbo en 1985.

La participación de Gibson en la conmemoración del -centenario de Lorca se limita a colaborar con la Diputación granadina, pero promete seguir muy de cerca y con mucha curiosidad cómo se comportará un gobierno de derechas ante semejante celebración. "Ellos [el Gobierno] deben poner el escaparate y si no lo hacen quedarán en ridículo", asegura. "La derecha no puede amar a Lorca. Él era un poeta revolucionario, creo que es incompatible tener una mentalidad de derechas y amar su obra". Gibson asegura que espera que Lorca cambie a mucha gente. A su juicio, es difícil seguir siendo la misma persona después de leer su obra. De hecho a él le cambió la vida. Lleva a Lorca tan dentro que sus versos, según reconoce él mismo, afloran en los momentos más inesperados.Con esta "última versión" de la vida del poeta asesinado cuando contaba 38 años por los fascistas, Gibson se despide "del género de la biografía". Lo dice con vehemencia, pero sabe que puede cambiar de opinión en cualquier momento. De hecho, hace unos meses se publicó en Inglaterra The shameful life of Salvador Dalí, su extensa biografía del pintor, que ahora él mismo traduce al castellano y de la que todavía no tiene el título. La vergonzosa vida de Salvador Dalí, que sería la traducción literal de la editada en inglés, no acaba de convencerle. Sueño sobre Buñuel

Su sueño en estos momentos sería escribir sobre la vida de Luis Buñuel, un personaje que le fascina y con el que ha "tropezado" infinitas veces a lo largo de estos años, mientras investigaba la vida de sus amigos Dalí y Lorca, pero, y eso es algo que no entiende, ningún editor se lo ha ofrecido. No comprende por qué un género "tan fundamental como la biografía" no se prodiga más en España. Entiende que haya existido cierta resistencia a que los secretos de los famosos se conozcan, pero eso "es algo que hay que ir cambiando".

Entre las aportaciones de la recién editada Vida, pasión y muerte... "figuran la incorporación de textos nuevos de Lorca, publicados por otros, como sus textos juveniles, en los que refleja su angustia y sus problemas metafísicos, y una parte de la correspondencia que no había sido recogida en otras ediciones".

Gibson quiere también que este trabajo sirva de homenaje a un hombre al que hasta hace poco tiempo se le negaba hasta su condición de homosexual. "Siempre se ha ocultado o se hablaba de ello sottovoce. Mucha gente decía que el hecho de que fuera homosexual no tenía nada que ver con su obra, pero a mí me parece justo lo contrario. Su temática está llena de amores que no pueden ser". Lorca, según Gibson, siempre estuvo del lado de los que sufrían y, en buena medida, parte de su simpatía por ellos venía de su propia condición de marginado por el hecho de ser homosexual.

Tras 30 años de consultar archivos y entrevistarse con gente que conoció al poeta granadino, Gibson cree que aún no se sabe todo sobre el autor de Romancero gitano. Falta sobre todo correspondencia, entre ella la de Lorca con Lorenzo Martínez Fuset, Emilio Aladrén y José María García Carrillo, tal vez destruida por sus respectivas familias; y casi todas las de Lorca a Dalí. Buena parte de este epistolario y otros documentos fueron robados, según su opinión, de la casa de Dalí en Port Lligat y ahora "están aflorando en el mercado negro".

Pese a que debe ser la persona que más cosas sabe del autor de Yerma y pese a que su investigación sobre el poeta la inició en pleno franquismo colándose en las casas de los asesinos del poeta, Gibson no ha podido aclarar cuándo murió Lorca. La incógnita está en si fue la madrugada del día 18 o la del día 19 de julio de 1936. Faltan información y testimonios auténticos. A Ian Gibson, como a muchos españoles, le gustaría saber la verdad sobre las últimas horas del poeta asesinado, pero nadie ha querido dejar constancia de nada: "Lo único que creo, pero sólo tengo mi propia certeza y testimonios orales, es que el gobernador civil habló con Queipo de Llano y que éste le respondió con un 'dale café', que es como se denominaban en el argot las sentencias de muerte".

Puesta al día

Gibson, que reside en Restábal, un pueblo situado entre Granada y el mar, acepta con elegancia que se le acuse de cierto oportunismo por haber elegido el momento justo para presentar su última versión sobre la vida del autor de Poeta en Nueva York. "Tengo derecho a que este libro esté en el mercado ahora. De hecho lo planeé así, me he molestado en revisarlo y ponerlo al día y creo que es oportuno que esté en el mercado y que yo gane dinero con él", argumenta.

El escritor, que se nacionalizó español hace más de 10 años, ha vendido por seis millones de pesetas todo su archivo al Centro de Estudios Lorquianos en Fuente Vaqueros, donde el propio hispanista tendrá una sala y con cuyos responsables colabora en todo lo que puede.

Está de acuerdo en que la época del hispanismo anglosajón se ha acabado, pero cree que este país es tan complejo que aquí hay trabajo para los historiadores de dentro y de fuera. Él ha tomado la decisión firme de superar sus obras sobre Lorca. Tiene muchos proyectos, pero no quiere adelantar nada.

En el tiempo que le dejan libre sus tareas, Gibson, que se presentó a las elecciones municipales en la lista del PSOE, trabaja como delegado cultural del pueblo granadino donde vive y presume de haber ayudado a crear una biblioteca pública.

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