Coraje civil
El periodista Luis Herrero le preguntó al ex ministro de franco Gonzalo Fernández de la Mora en el famoso debate televisivo de esta semana sobre la herencia del franquismo:"¿Y usted se siente purgado"?. El ideólogo del final de las ideologías se encogió de hombros, esbozó una sonrisa sobrepasada y corroboró la sospecha que insinuaba el moderador: se siente purgadisimo. Él fue el ministro de Obras Públicas de uno de los gobiernos de Franco, en tiempos en que funcionaban en España todas las variantes de la purga; es inimaginable un debate de entonces con uno de los purgados de aquellos tiempos sentado en la mesa de discusiones. Pero sobre el olvido de aquellas circunstancias pastan hoy todo tipo de especulaciones falaces y ahora resulta que tendríamos que ver aquel tiempo gris como si hubierá sido el principio de la felicidad. Los que hayan mirado ése debate sin haber vivido el franquismo y lo que aquello significó para este país, pensarán: que exageran los que dicen que entonces aquí hubo una dictadura que tapió la experiencia civil de la República y puso debajo de la bota militar la con vivencia de las ideas; en el andamiaje comparativo. en que se constituyó ese programa real mente perverso había, además, un propósito venenoso: la dictadura no fue lo peor; peor fue el felipismo. Se ha pintado la democracia española y su periodo más largo con las características de un enemigo a batir, y sobre ese fantasma caminan felices los que trabajan con los materiales del rencor como una forma de propiciar el olvido.Un día le preguntó Maki Gabilondo a un grupo de escolares: "¿Y qué fue el franquismo?". Uno de los muchachos respondió: "Eso se da en octavo". Es probable que un día aquel periodo triste de nuestra vida civil sea para todo el mundo una asignatura, e incluso una nota a pie de página, en -un libro de historia; de momento es, además, una época determinante de la vida de muchos españoles que sufrieron persecución, dolor y miseria ' después de una etapa restallante en la que parecía que una bocanada de sangre fresca entraba en el corazón de este país; el franquismo acabó, en efecto, con la experiencia civil de la República y sembró de miedo y de zozobra a generaciones de españoles cuya cultura fue desplazada o interrumpida.Ahora José Vidál Beneyto, ha organizado en el Círculo de Bellas Artes un ciclo que explica la lucha por sobrevivir en aquellos tiempos, y para dar ánimos- de memoria a los que tengan la tentación del olvido, o del rencor, ese ciclo se plantea, además, como una reivindicación de esa cultura de la resistencia que marcó la vida de este país a pesar de la persecución y de la purga.
En,contraste con aquel programa concreto de la televisión estatal, ese ciclo y lo que supone. viene a situar sobre la memoria aterida que los españoles tenemos de la guerra civil y de la dictadura una señal de respeto: no se puede reiterar, veintidós años después, que aquel dictador que murió semanas después de haber ordenado nuevos fusilamientos constituyó un bondadoso eslabón. perdido ue interrumpió la circulación sólo para que no hubiera más embotellaientos. La sensación que produjo el programa de televisión fue de mentira y de maldad; hasta hace poco, para batir a Felipe González sacaban del armario el ejemplo de Manuel. Azaña, y lo situaban sobre el tablero los mismos que lo habían guardado allí con sus calzoncillos, rosa; y ahora, para echar arena sobre el periodo más reciente de la vida española, se juntan unos y otros los franquistas. históricos y. los franquistas renovados, los que a sí mismos se ven como redentores- . para simular -ante la población española que todo era igual, y que incluso en la comparación sale perdiendo la democracia.Algunos comentarios acerca del programa se extrañan de la presencia en semejante debate del historiador Juan Pablo Fusi, cuyo papel solitario desataba una solidaridad melancólica por parte de los telespectadores, pues no había manera de ayudarle a aguantar el diluvio que sufrió a pesar de su inferioridad numérica, sin embargo, mantuvo intacta su portería, pues repuso con argumentos democráticos a las insinuaciones altisonantes contra la Constitución actual. y contra la experiencia democrática, e incluso contra los que quisieron situar a Franco como primera piedra de la actual convivencia. Fusi es un historiador serio, sensato y responsable; probablemente estaba ahí, en aquellas compañías, porque cree, como el chico que le contestó a Gabilondo, que ya esa historia: es una asignatura y no un arma arrojadiza.Es obvio que confió demasiado en las consecuencias que tiene el paso del tiempo sobre la capacidad burlona de los que creen que todos los demás también se han olvidado. Fusi puso allí donde hubo voluntad de rencor una cantidad generosa de coraje civil. Pero estuvo solo.
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