Cuatro autores defienden el valor de la literatura infantil

Cuatro escritores (Enriqueta Antolín, Moncho Alpuente, Rosa Montero y Javier Barquín) defendieron ayer la importancia y el valor de la literatura infantil al presentar otros tantos títulos de la colección Alfaguay, de la editorial Alfaguara. La responsable del departamento infantil y juvenil, Victoria Chapa, señaló que se habían cumplido los dos objetivos que esta colección para niños y adolescentes, entre 11 y 13 años, se trazó hace un año. "En primer lugar", comentó, "se trataba de acercar a los niños a, grandes autores actuales y, por otra parte, pretendíamos descubrir el placer por la lectura con variedad de temas, con una especie de libros a la carta". La colección Alfaguay ha publicado ya 23 títulos.Enriqueta Antolín (Palencia, 194 1) debuta con Kris y el verano del piano en la literatura infantil y ayer comentó que había aceptado el encargo como un reto, al tiempo que negó que la literatura infantil fuera un género menor. "A veces resulta más difícil encontrar temas y estilo que en la literatura para adultos", confesó Antolín. Con Operación Gran Dragón Moncho Alpuente (Madrid, 19,49) retorna los mismos personajes de Operación centollo, pero con escenarios y ambientes diferentes. El escritor y periodista declaró que se había divertido con la elaboración del libro y añadió que se trataba de una no, vela de aventuras sobre el mundo de los chinos en Madrid.

Rosa Montero (Madrid, 1951) subrayó que es complicado escribir para niños, pero expresó su satisfacción por "desarrollar esa parte fantástica que tenía de pequeña y que luego fue reprimida por el ser social, el ser público". La escritora también repite en la colección Alfaguay y la obra que ahora se presenta lleva el título de El viaje fantástico de Bárbara, con la misma protagonista de su anterior libro infantil. "Mi niña interior", agregó Montero, "me pide ser más fantástica". Por último, Javier Barquín (México, 1952) ha trazado una peripecia informática para niños. con La aventura de los chips biológicos y el autor comentó ayer que le había costado "encontrar un lenguaje para niños".