_
_
_
_
_

Tres clases de talento

Martin Gaite, Pedro Laín y José Hierro deleitan en la Facultad de Filosofía

La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid recibió ayer a una tema muy especial. La aglomeración de profesores y estudiantes en el hall ya anunciaba una mañana distinta, aunque unos y otros iban a sitios diferentes: Pedro Laín Entralgo, que presentaba en la Sala de Juntas el Diccionario de pensamiento contemporáneo, obra coral dirigida por Mariano Moreno Villa, se quedó con los catedráticos. José Hierro y Carmen Martín Gaite abarrotaron el Paraninfo con unos 400 aprendices, a la vez que abrían el XII Ciclo Martes y Jueves con las Letras Españolas, que durará hasta el 4 de diciembre. Los tres conferenciantes derrocharon talento y humor, y Carmen Martín Gaite acabó saludando torera, boina en mano.Laín empezó el acto derramando agua de una copa y bromeando sobre sus reflejos: "últimamente estoy agilísimo derribando vasos". Luego ofreció un discurso espléndido de 15 minutos y sin papeles- y demostró que, a sus 89 años, mantiene el cerebro y la memoria absolutamente frescos. Habló primero de los pasos que se deben seguir para dominar una materia "El primero acudir a un diccionario; el segundo, a una enciclopedia temática; y el tercero, a revistas monográficas"; y luego sentó las condiciones que debe cumplir un diccionario de conceptos para ser verdaderamente útil: "Abominar de una visión predeterminada, exponer con claridad, brevedad y honradez el pensamiento de los demás y abrir camino hacia etapas ulteriores del saber con una bibliografía selecta, no abrumadora".

El ex rector elogió el trabajo, paciencia y buenos modales" del compilador, alabó a los autores (118) que participan en el libro y confió en que éste ayude "a que el país alcance el nivel intelectual que tuvo antes de la guerra civil".

A pocos metros de allí, José Hierro hablaba con idéntica pasión pero distinta perspectiva de aquella etapa "riquísima, que sucedió a un siglo en el que sólo hubo tres o cuatro poetas aburridos". Luego glosó a toda prisa los ismos que han ido dando forma a la lírica española desde el 98 hasta ahora, y se definió como un poeta "cada vez más doloroso y lento, que intenta llegar al lector como una confidencia calurosa y sencilla, sin abusar de los adjetivos que el que no da vida, mata- y con complejo de viejo verde". Como ejemplo, leyó un largo y desgarrador poema "escrito en cinco años e inspirado en El Rey Lear". Y el anfiteatro, con enorme mayoría femenina, se venía abajo.

Martín Gaite triunfó también a su modo, contando con gracia la historia y las historias de un viejo libro suyo, El proceso de Melchor de Macanaz, basado en este consejero fiscal de Felipe V que se enfrentó a la Inquisición y al que los amigos de la autora apodaban "el chulo de la Martín Gaite". "Era un tipo bajito, lo llamaban el Doctor Chiquito, y un grafómano loco, de letra difícil y mala prosa", pero mantuvo a la escritora alejada de la novela durante años, "buscando en plena fiebre por los archivos históricos sin ninguna subvención".

"Fue un desastre, me costó un dineral y encima el libro no se vendió nada". Aunque ella aprendió cosas: "Que una historia particular no es nada si no te preocupas de las que hay alrededor; que el orden y el desorden son igual de importantes, como los trocitos de olvido son esenciales para la memoria; que la historia está llena de mentira, y que las versiones múltiples son la base de la vida y las novelas".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_