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El Ejercito israelí hizo pruebas de sangre forzosas en Cisjordania para identificar al 'comando' suicida

"Cogieron la sangre de mis dos brazos". Hadida Sawalha, una mujer árabe, vecina de" Assira Shamalya, a poco menos de tres kilómétros al norte de Nablús, se lamentaba a voz en grito de la actuación de los soldados israelíes que hace poco más de una semana irrumpieron en el pueblo tratando de localizar el rastro de sangre que iba desde el escenario de los últimos atentados de Jerusalén hasta el núcleo de la organización fundamentalista palestina Hamás, en el corazón de Cisjordania. "Mientras me sacaban la sangre, los soldados me preguntaban dónde estaba mi hijo".

"Yo les contesté que mi hijo no estaba aquí. Alá está con mi hijo", explicó ayer con firmeza ante las cámaras de televisión Hadida, madre de uno de los cuatro miembros del comando integrista que el 30 de julio y el 4 de septiembre colocaron bombas en el centro de Jerusalén, provocando una veintena de muertes y más de doscientos heridos.Las pruebas del ADN efectuadas en esta mujer palestina coincidieron con los restos de la sangre tomada en su día del cuerpo destrozado de su hijo, Bashar Saawah, de 23 años, que había explotado junto con la bomba que transportaba desde la "factoría" de Belén hasta uno de los dos escenarios de los últimos atentados en Jerusalén.

Ésta fue la prueba científica concluyente que ha permitido al Ejército israelí establecer que ese joven palestino,, militante hace años del Frente Popular para la Liberación de Palestina, y recientemente de la organización islamista Hamás, era uno de los responsables de la carnicería de Jerusalén. Pero este análisis no fue una excepción en la localidad de Assira. Por tres días consecutivos, el Ejército israelí tomó decenas de muestras de sangre en un intento de localizar e identificar a los otros cuatro miembros del comando suicida.

El Ejército irrumpió también en el domicilio de Tawfiq Yassin, de 25 años de edad, para tomar muestras de sangre de todos los miembros de su familia, y poder afirmar también sin miedo a equivocarse, dos semanas más tarde, que él también era uno de los miembros del comando suicida. Lo mismo pasó en la casa de los Jaara, donde vivía Moawiya, de 22 años, y donde los soldados recogieron muestras de sangre de la madre,, de la hermana y del hermano, Ahmed, que fue arrestado, al tratar de oponerse a ello. Los militares actuaron asimismo con la misma contundencia con la familia de Tawfiq Yassin, de 25 años, estudiante fracasado, fabricante de cables para la telefónica y cuarto miembro del comando suicida.

Polémica ética

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"La seguridad nacional es más importante que la confidencialidad médica de los detenidos de Hamás, incluso si estamos hablando de pruebas del ADN tomadas por la fuerza", aseguraba ayer desde las páginas del periódico Ma'ariv el abogado Nitzah Eyal, miembro del Centro por la Ley, la Salud y la Ética. Esta polémica ética sobre la actuación del Ejército israelí quedó ayer sin embargo relegada a un segundo plano y superada por otra polémica políticamente más próxima, que trata de establecer quién. es policialmente responsable de la persecución de los miembros del comando de Hamás.

El líder palestino Yasir Arafat -cuya esposa fue retenida ayer por los soldados israelí es durante una hora en un puesto de control- considera que la zona en la que vivían los cuatro miembros del comando suicida se encuentra desde un punto de vista civil y administrativo bajo su jurisdicción, pero las cuestiones policiales y de seguridad son competencia de Israel, por lo que de ninguna manera se puede implicar a la Autoridad Palestina en el doble atentado.

"Arafat pudo haber hecho más", ha asegurado con contundencia el jefe de los servicios de inteligencia militar israelí refiriéndose a la represión de -los militantes islamistas -radicales. El general MosheYaalon, jefe de información del Ejército, insistía ayer en la responsabilidad de las fuerzas policiales palestinas.

En un intento de complicar las cosas, aseguraba que los responsables últimos del atentado se encuentran en las áreas geográficas denominadas A, sometidas al control y a la vigilancia de los hombres de Yasir Arafat, desde donde continúan actuando y planificando impunemente sus acciones.

El pueblo de Assira Shamal ya estaba ayer cercado aún por los paracaidistas israelíes. Los vecinos, encerrados en sus casas, tienen miedo a un castigo colectivo por parte de los soldados israelíes.El recuerdo de Sourif

Todos recuerdan con angustia lo acaecido la pasada primavera en la aldea vecina de Sourif, también en el territorio de Cisjordania, que permaneció durante 40 días sometida a un bloqueo, después de que el Ejército identificara a uno de sus habitantes como el responsable de la colocación de una bomba en un café de Tel Aviv.

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