Agujero negro

LA GESTIÓN de Fernando López-Amor está convirtiendo a Radio Televisión Española (RTVE) en un agujero negro financiero que. absorbe todo lo que se le acerca. El anteproyecto de presupuesto que presentó ayer el director general de RTVE prevé a finales de 1998 casi 600.000 millones de pesetas de endeudamiento acumulado, es decir, un 33% más que el año anterior. La situación de RTVE no sólo no mejora, sino que se agrava sin que se advierta ningún esfuerzo por remediarla.Este genio de los dígitos que es López-Amor se ha escudado en Maastricht y la necesidad de contención del déficit público para presentar unos presupuestos sin credibilidad. Parte de las cifras correspondientes a 1997 que ha presentado López-Amor no coinciden con las del presupuesto aprobado para este año, por lo que bien pueden ser también castillos en el aire las de 1998. Solicita una subvención estatal similar a la del último año, y una autorización de endeudamiento menor, pero el resultado es una mayor deuda. A este paso será cierto el billón que anticipaba un consejero socialista. Eso sí, sin que padezca el déficit público en aras de la contabilidad creativa de López-Amor.

Este abismo financiero no le impide a RTVE participar intensamente en la plataforma digital que impulsa el Gorbierno a través de Telefónica, aunque es difícil calibrar con exactitud cuánto le costará esta aventura al ente público. Previsiblemente más de lo que apunta López-Amor, que no se plantea ninguna duda por el hecho de que los canales de RTVE, sufragados por todos los españoles, se emitan en una de las dos plataformas.

Este anteproyecto debe ser aprobado por el Consejo de Administración de RTVE, por el Gobierno y, finalmente, por el Parlamento, que tiene la última palabra. De los socios parlamentarios del PP cabe esperar en este punto un ejercicio de sensatez. Este país no puede permitirse un disparate de este calibre en pleno esfuerzo de estabilidad para ingresar en el euro. Si el PP no está dispuesto a escatimar gastos en su primer aparato de propaganda, hora es de que los demás partidos se pongan de acuerdo sobre el modelo de televisión pública. No es de recibo que las generaciones futuras tengan que pagar una deuda heredada por esta televisión que sufrimos.