La Cubana la monta
De la sorpresa a las risas y a la ovación final. Así recibió el público del Conference Centre de Edimburgo el montaje de La Cubana Cegada de Amor. "La reacción fue lenta porque al principio no entendían que este espectáculo es un juego", explica Jordi Miller, director de la compañía.La sorpresa comenzó en los accesos al local, donde el colectivo de actores catalanes montó una de sus ingeniosas bromas y, de paso, maltrató verbalmente al público del festival. Experimentos previos habían demostrado que los extranjeros desconocen lo que son las fallas, la Semana Santa, e incluso lo que significa ser catalán o niña prodigio.
La Cubana explicó estos ingredientes de su montaje a través de vídeos, carteles y souvenirs que el espectador debía estudiarse antes de sentarse en su butaca. "Ya está bien, sigan adelante", gritaba de vez en cuando un actor-acomodador en inglés macarrónico.
Nadie se molestó, como tampoco lo hicieron cuando, una vez en la sala, algunas personas eran arrastradas hacia el estrado. Eso sí, se mostraron algo confusas ante el revuelo y griterío que salía del patio de butacas. "Conseguimos poco después imbuirles en nuestro juego. La respuesta fue muy positiva", señala Miller.
La víctima de la noche, un espectador escogido al azar que resultó ser el periodista de la BBC Valery Chukov, colaboró a regañadientes y siguió al pie de la letra las instrucciones del protagonista. "Confian demasiado en la participación de la audiencia. Al seguirles la broma, me perdí parte del espectáculo. Deberían controlarse un poco más", protestó al final de la obra.
Miller advierte que ningún espectador se siente humillado por las exigencias del guión y escucha la crítica de Chukov con una sonrisa: "Esta excusa de perderse el espectáculo también nos la cuentan en España". En su debú en Edimburgo, La Cubana presenta Cegada de Amor hasta el 23 de agosto con subtítulos en inglés y un lenguaje que Miller describe como spanglish.
Babelia
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