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Alivio y curiosidad

"Ahora podemos dejar de buscar asesinos y dedicarnos a atraer turistas". Con esas palabras, el alcalde de Miami Beach, Seymour Gelber, cerraba el último capítulo de un drama que durante una semana ha tenido en vilo no sólo a esa ciudad, sino a los dos millones y medio de habitantes del condado de Dade.Especialmente en la comunidad gay, cundió el temor a que Andrew Cunanan se ensañara con ellos en una gran finale de sangre antes de verse capturado. En los cafés o centros de trabajo no había otro tema de conversación, todo el inundo buscaba a Cunanan. Quizá los turistas hayan sido quienes han presenciado todo como una secuencia en vivo y en directo de Miami Vice.

Cerco policial

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El aparente suicidio de Cunanan no despeja las incógnitas sobre la muerte de Versace

Durante las cinco primeras horas de cerco policial en la avenida Collins, entre las calles 41 y 64, literalmente centenares de personas se arremolinaban en los aledaños con la esperanza de captar en sus cámaras una imagen del mayor despliegue policial -con más de 100 agentes que Miami ha visto en los últimos años. "Ésta es una ciudad enloquecida, aquí no hay que pagar por los espectáculos, están en la calle", comentaba a últimas horas de la tarde del miércoles Dave Ziegelman, un turista de Orlando que se hospedaba en el hotel Alexander, en las cercanías de la casa flotante en la que se suicidó Cunanan después de que la policía le lanzara gases lacrimógenos.Pero lo que fue espectáculo para los turistas, tuvo visos de pesadilla para los residentes del área de la playa que permaneció acordonada desde las cuatro de la tarde hasta últimas horas de la noche, causando atascos de tráfico de cuatro y cinco horas. Algunos desesperados se apearon de sus coches y los dejaron en mitad de la calle; otros, resignados, se metieron en el bar del hotel Fontainebleau, frente a la casa flotante. Los más afortunados divisaron la cacería del fugitivo desde los balcones de los edificios de lujo de la zona.

Miami no es una ciudad ajena al crimen. Cada año se cometen cerca de 400 asesinatos, pero ninguno ha atraído más publicidad que el de Gianni Versace, hasta el punto de que la policía local recibió más de mil pistas. Pero, al final, un Cunanan asediado por el bombardeo informativo de los medios de comunicación nunca se desplazó más de dos millas del punto donde cometió el último de los cinco asesinatos con los que desde mayo recorrió de norte a sur la geografía de Estados Unidos.

Ayer, mientras el padre del supuesto asesino, Modesto Cunanan, declaraba en Filipinas la inocencia de su hijo, la familia Versace agradecía desde Milán "a quienes han contribuido para la resolución del terrible asesinato de Gianni".

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