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La Generalitat ve prejuicios y suspicacias en el ministerio

Joan Albaigés, comisionado para Universidades de la Generalitat de Cataluña, ha sido uno de los hombres que más han trabajado para conseguir las reformas, a las que aportaba, además, el apoyo de su grupo parlamentario para poder sacarlas adelante. Ahora, sin embargo, cree que "hay alguna instancia de la Administración central que tiene excesivos prejuicios y suspicacias a la hora de identificar los problemas y ponerles solución". "Detectamos", dijo, "que hay falta de sintonía en diversos niveles de la Administración, lo que dificulta la negociación".Según Albaigés, el sistema está sobrepasado por las estrecheces. "Es necesario un cambio profundo y creo que hay coincidencia. Tampoco estamos aferrados a un determinado modelo, cualquiera puede ser válido con tal que se haga un buen diagnóstico y se busquen soluciones. Hay que rehacer esta aparente quiebra de confianza entre el estamento académico y la Administración".

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En su opinión, en el ministerio hay una obsesión por las soluciones homogéneas "que lo abarcan todo y lo dejan bien cerrado y con escasos márgenes de maniobra". "Las soluciones homogéneas", cree, "difícilmente estimulan la competencia y la diversificación de la oferta docente. Son malas soluciones".

Sobre el tema del profesorado, quizá el que más ha preocupado a la Generalitat, Albaigés considera que es necesaria una clara definición de las funciones docentes. "Una primera etapa de formación en la que se prepara el doctorado: los becarios. Debe desaparecer la figura de profesor ayudante y no debe haber ninguna connotación de que sus miembros necesariamente tengan que convertirse en profesores. En una segunda fase los docentes estarían temporalmente en la Universidad, bien porque su función sea temporal o porque están a prueba. Por último, el profesor permanente, que puede tener los niveles que se quiera. La transición de un grupo a otro debería depender de cada universidad". Además considera necesario crear, una perspectiva de futuro para los profesores y encontrar la fórmula de financiación. "Con estos tres puntos sería fácil llegar a un acuerdo", dice.

"Si en lugar de hacer un modelo de carrera docente cerrado se dieran atribuciones a las comunidades autónomas diseñando unos principios que permitieran más flexibilidad a las universidades y a las autonomías, que son las que lo financian, esto se habría arreglado", afirma.

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