El presidente de los rectores se siente "en permanente estado de desconcierto"

La práctica totalidad de los rectores del más de medio centenar de universidades españolas están "perplejos" -en palabras textuales de varios de ellos- por la actitud del Ministerio de Educación y Cultura a lo largo de este año. El Gobierno ha generado grandes expectativas sobre los problemas más candentes que afectan al mundo académico, desde el endémico problema del profesorado hasta la reforma de los planes de estudio, del tercer ciclo o la selecvidad, involucrando al Consejo de Universidades y a los rectores. Pero cuando todo parecía consensuado, incluso a nivel parlamentario, el ministerio ha paralizado cualquier actuación creando una enorme frustración en la Universidad.

El rector de la Autónoma de Barcelona (UAB) y presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), Carles Solá, confiesa estar "en permanente estado de alucinación y de desconcierto" ante la al parecer imposible revisión de la Ley de Reforma Universitaria (LRU), por la que el mundo académico clama desde hace tiempo y a la que ha dedicado todos sus esfuerzos en los últimos meses". "Ya no sabemos" ' dijo, "hacia dónde podrá ir esta futura normativa. Los proyectos de ley que se proponen van en sentido contrario a las propuestas de decretos"."¿Qué se ha hecho de nuestras propuestas sobre planes de estudios, doctorado, selectividad, reglamento del Consejo de Universidades...?", se preguntaba el rector de la Universidad de Barcelona (UB),Antonio Caparrós, en un artículo publicado en El Periódico de Catalunya. Y se respondía irónicamente: "Cuando parecía no existir el limbo, éste ha sido el destino de nuestras iniciativas. La necesidad objetiva de hacer algo y la voluntad generosa para consensuarlo no afectan a un Ministerio de Educación para el que, al parecer, la universidad pública no es su problema".

"Lo peor es que se habían creado expectativas", dice Raúl Villar, de la Autónoma de Madrid (UAM). "El problema existe, aunque por lo que parece en algún sector creen que no", añade. "Los profesores contratados están en una situación lamentable, rayana en la ilegalidad; tampoco se han resuelto los asuntos concernientes al doctorado y no estamos satisfechos con el decreto aprobado sobre los planes de estudio. Habíamos pactado un tercer punto, sobre las horas presenciales, que no se incluyó en el decreto".

Llorenç Huguet, de la Universidad de Baleares, también se siente perplejo. "Primero pensamos que en el ministerio estaban llevando a cabo un cambio de estrategia, ahora vemos que es un cambio total o bien una parálisis total, porque no se sabe hacia dónde vamos". Y sobre la reforma del capítulo V de la LRU -la cuestión del profesorado-, Huguet considera que "se habían creado expectativas y ahora hay pesimismo porque parece que todas las discusiones no sirven para nada".

Rafael Puyol, de la Universidad Complutense de Madrid, cree que "efectivamente es un año en el que la Universidad se ha movido entre la incertidumbre y la esperanza. Un año de muchos proyectos y pocas realizaciones. Hay una cierta frustración. Sólo se ha hecho la reforma de los planes de estudios y aun incompleta. Se necesita una mucho más profunda".

Según Puyol hay cambios imprecindibles, sobre todo la reforma del título V, respecto a la cual 11 ya se han producido dos intentos que han causado mucha frustración en la comunidad universitaria. Un nuevo fracaso en esta reforma crearía un nivel de frustración difícilmente superable".

En opinión de Jaume Pagès, de la Politécnica de Cataluña (UPC), "el tiempo no pasa en vano y los problemas se acentúan". "En el tema del profesorado estamos peor y cada vez será más difícil resolver este problema. Se ha perdido un año para encarrilarlo", dice. Juan José Badiola, vicepresidente del Consejo de Universidades y rector de la de Zaragoza, se queja de que "proyectos y propuestas razonables y debatidos con tiempo y detenimiento tarden tanto tiempo en ver la luz, pese al trabajo activo de la Secretaría de Estado de Universidades".

Lorenzo Morillas, de la Universidad de Granada, confiesa su preocupación por la quiebra de confianza de órganos importantes del mundo académico que ha provocado esta situación. "Estoy inquieto por el papel del Consejo de Universidades y, dentro de él, de los rectores, y por la valoración de ese papel por parte de los responsables del ministerio. Tenemos la impresión de que hay un distanciamiento, una falta de sintonía, entre la actuación del Gobierno y las opiniones de los rectores".

Andrés Pedreño, rector de la Universidad de Alicante, insiste en lo mismo. "Hay una gran falta de sintonía entre los responsables de las universidades y la Administración sobre nuestras necesidades, sobre las que hay un gran consenso entre nosotros. Asimismo se observa una carencia de proyecto sobre el modelo de Universidad en un momento clave. Además, en diversas comunidades hay una grave insuficiencia financiera que agrava el impasse".

Manuel Gala, de la Universidad de Alcalá de Henares, cree que se ha producido un agotamiento de la política universitaria, que ya en los últimos tiempos del PSOE no tenía demasiado pulso. "No pido planificación, pero sí saber adónde nos dirigimos". "Al final, el problema en el que convergen todos es el de los planes de estudios. No sabemos qué deben estudiar los universitarios. La reciente reforma ya está obsoleta antes de ser aplicada".