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Saul Bellow envía una " señal más breve" sobre el mismo objetivo moral de su obra

El escritor y premio Nobel publica a los 81 años una novela de 104 páginas

El escritor y Premio Nobel de Literatura Saul Bellow continúa, a los 81 años, una indagación literaria que ha sido constante en 10 novelas y muchos relatos cortos y cuentos, a los que se añade ahora su nueva obra narrativa, The actual. Además, junto a su amigo y coeditor Keith Botsfórd, acaba de publicar el primer ejemplar de su tercera revista literaria, Noticias,de la república de las letras. Es un Bellow más corto y más conciso, que envía una "señal más breve". Su última novela, The actual, tiene 104 páginas, con los temas y las pasiones que han preocupado al autor: la frecuente búsqueda quijotesca de las verdades supremas y de un objetivo moral en la vida, una ficción para explorar la sociedad.

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Bellow ha ganado más premios que ninguno de sus contemporáneos. Hace varios años, el Sunday Times de Londres pidió a un selecto grupo de críticos y autores que nombraran al mayor novelista vivo en lengua inglesa. Bellow ganó con gran ventaja. Recibe todos los honores con una pizca de ironía. "Siempre que te alaban, te está esperando una patada", dice. "Cuando has estado publican do libros durante 50 años más o menos, te acostumbras a las desavenencias e incluso a los abusos". Como con todas las cosas, Saul Bellow siente que el tiempo se le escapa y, mientras habla, se disculpa por el tono "de masiado sepuleral". Hace dos años se intoxicó con un pesca do y cayó enfermo cuando se encontraba de vacaciones en Saint Martin con su mujer. Más tarde, ya en Boston, le diagnosticaron que el envenenamiento había atacado a su sistema nervioso. Durante la recuperación de Bellow, el neurólogo le pidió que escribiera algo y lo único que pudo garabatear fue un círculo minúsculo y abigarrado. Al recordar ese terrible momento, dice: "Era muy extraño sentir que no tenía dominio sobre mí mismo. El doctor me curó bastante rápido, o fueron mis acreedores, porque tenía facturas sin pagar y no podía firmar los talones". Unos dos meses después se en contraba ya lo suficientemente bien como para escribir un cuento, By, the St. Lawrence, una evocación de un episodio traumático de su infancia en Lachine, Quebec.Saul Bellow es un observador de "primera clase", al igual que Harry Trellman, el prota gonista de su nueva novela, The actual. Según dice, el observador "es el gatito de la esquina".¿Bellow un gatito? Es más probable que los lectores de este ganador del Premio Nobel le consideren un león literario, envejecido pero todavía feroz.

Segunda naturaleza

Naturalmente, la verdad se en cuentra a medio camino. Sentado en su despacho de la Universidad de Boston, donde enseña, y más tarde, durante el almuerzo, se presenta como un hombre de reserva y encanto naturales. La conversación con Bellow vagó ampliamente por su vida y su trabajo, y estuvo sal picada de citas de cronistas tan dispares como Hery James y Heriry Youngman. Empezó con James: "Su consejo a los jóvenes escritores era que intentaran ser una de esas personas a las que nada pasa desapercibido". Luego, aplicando esa afirmación a sí mismo, añade: "Lo que se convierte en una segunda naturaleza". Su planteamiento para escribir esta nueva novela ha sido el de un recién llegado a la tierra: "Nunca había visto el mundo antes. Ahora he estado viéndolo y es un regalo precioso y maravilloso. ¡Encantadora. realidad! Y cuando llegó el final, las personas más inteligentes que conocía me dijeron que todo eso desaparecería. No estoyabsolutamente convencido de eso. Si me preguntara si creo en la vida después de la muerte, le diría que soy agnóstico. Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio, etcétera". Cuando obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1976, se lo tomó "con mucha calma", dice. "El premio lleva implícita una humillación secreta, y es que algunos de los grandes escritores de este siglo no lo han obtenido: Proust, Tolstoi, que aún vivía, o Strindberg y Joyce". El premio le colocó en la incómoda posición de servidor público en el mundo de la cultura".

Verdades supremas

Al contrario que algunos escrítores que sufren un bajón una vez entrados en años, él ha iniciado una fase nueva y gratificante: un Bellow más corto y más conciso, que envía una "señal más breve". Su última novela, The actual, tiene 104 páginas. Las primeras novelas, como Las aventuras de Augie March y Henderson, el rey de la lluvia, eran lienzos tumultuosos. Al igual que en sus trabajos más recientes, el nuevo libro capta en descripciones memorables los temas y las pasiones que han preocupado al autor: la frecuente búsqueda quijotesca de las verdades supremas y de un objetivo moral en la vida. En la introducción a una colección de tres novelas cortas, publicadas en 1991, Bellow mencionaba a su profesora de redacción en la universidad, miss Ferguson, quien aconsejaba a los estudiantes escribir brevemente y "atenerse a lo necesarío". En sus primeros trabajos no siguió sus ensenanzas. Al analizar retrospectivamente sus novelas más largas, le gustaría simplificar algunas de ellas. Situviera la oportunidad de volver a escribir Heriog, afirma, "lo haría mejor". Pero hay otras como Henderson y El regalo de Humboldt que puede releer con "cierto placer". Ambas tienen un fuerte elemento cómico, algo que siempre le ha dado "un toque más seguro", dice.Antes de mudarse a Boston, hace ya varios años, residió mucho tiempo en Chicago. Sin embargo, había periodos en los que vivía en Nueva York y en París, donde escribió Augie March. Después de haber publicado dos novelas cortas, se encontró bloqueado y cayó en una depresión. Mientras caminaba por las calles de París, tuvo una especie de revelación. Se acordó de Chucky, un amigo de la infancia. "Empecé a pensar qué haría él si estuviera allí escribiendo una novela". Chucky se convirtió en Augie March y, el libro representó un avance para Bellow.

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